PROVERBIOS 4: 25. - 27
25 Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
26 Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos.
27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.
ISAÍAS 43: 19
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
El agitado mundo en que vivimos nos absorbe y la cotidianidad nos devora. Cada momento una noticia aparta la anterior y no nos da tiempo para asimilarla. En lo personal, el ajetreo de cada día nos arrastra y aparta de lo más importante.
Le preguntaba a mi nieta quien lloraba desconsolada por haberse chorreado su vestido nuevo, qué era más importante, si ella o el vestido. Ante la pregunta, se sorprendió un poco y antes de que me conestara le dije que ella y que lo demás eran cosas. Le mostré que el vestido se iba a lavar y que nadie la recordaría como la niña del vestido chorreado sino como la dulce, amorosa y especial niña que era ella. Así somos para el Señor, lo más importante, cada uno de nosotros somos la niña de sus ojos, y por supuesto para nosotros lo más importatne debe ser nuestro Dios.
Por ello, nuestra vida debe estar centrada en el Señor quien con su amor incondicional nos va llevando por la senda que tiene para nosotros. Sabemos que somos inconstantes, que vacilamos, que nos frustramos y dudamos, pero más allá de todo, debemos recordar que somos hijos del Rey. Si vivimos circunstancias adversas, no nos dejemos desviar de nuestro centro y esperemos confiados en que como dice Isaías, sendas Dios hará. Las mejores.
Amado Padre celestial. Cuando miramos al cielo sabemos que allí estás, no tan lejos que no podamos alcanzarte, sino allí dispuesto para cada uno de nosotros. Por favor te pedimos que por ninguna circunstancia nos dejes desviar de tu mirada. Somos imperfectos, pero tenmos el mejor de los padres. Gracias por tu amor y paciencia. Te adoramos y oramos en el nombre de Jesús, amén.