NOVIEMBRE 9

Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu dicho.

Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu dicho.

LA PALABRA DE DIOS

SALMOS 119:169-175

169Llegue mi clamor delante de ti, oh Señor; dame entendimiento conforme a tu palabra.

170 Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu dicho.

171 Mis labios rebosarán alabanza cuando me enseñes tus estatutos.

172 Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia.

173 Esté tu mano pronta para socorrerme, porque tus mandamientos he escogido.

174 He deseado tu salvación, oh Dios, y tu ley es mi delicia.

175 Viva mi alma y te alabe, y tus juicios me ayuden. 

REFLEXIÓN

Las palabras de la porción de este salmo titulado TAU, vocablo que hace referencia a la última letra del alfabeto hebreo fue escrito por David y es considerado como un poema y el método usado por el rey para enseñar a su hijo Salomón ese alfabeto.

Pensando en lo que iba a compartir el dìa de hoy, me llegó al corazón lo que ahí está escrito porque se trata de estar presentes delante de Dios y derramar  nuestro corazón en búsqueda de entendimiento para comprender su palabra, para lograr que las oraciones lleguen a Él, para que nos podamos sentir tranquilos, porque  seremos librados de todo mal y para que de nuestros labios no salgan sino cantos de alabanza y adoración.

Cuando conozcamos su palabra, por la lectura permanente de ella pero principalmente por lo que nos revela de su contenido, cuando entendamos sus estatutos, cuando de nuestra boca salga constantemente su palabra, entenderemos que sus mandamientos son justicia, tendremos la certeza de que su mano estará dispuesta a socorrernos en la angustia y en la adversidad.

Por todo ello, porque hemos escogido seguir sus madamientos, porque deseamos su salvación, porque queremos estar frente a Él alabándolo, porque su presencia es nuestra delicia, podemos estar seguros de que sus juicios nos favorecen, porque somos ovejas de su prado y si nos hemos extraviado, nos encontrará y traerá a su redil.

Amado Señor, cuando hemos vivido una relación contigo entendemos lo sublime que es estar en tu presencia. Sin embargo, a veces nos dejamos distraer por asuntos de la cotidianidad y nos olvidamos por un momento cuán delicioso es estar en fente a Ti, porque además de la felicidad que nos da tu intimidad, nos da la certeza de tu protección en todo lo que requiramos. Te pedimos por favor Señor que no permitas que nos alejemos jamás de Ti, que no olvidemos tus mandamientos y que nuestra vida sea de continua adoración. En el nombre de Jesús, amén.