ÉXODO 2:10-12
10 Entonces dijo Moisés a Dios: !!Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.
11 Y el Señor le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Dios?
12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
En muchas ocasiones me siento en el computador a escribir, no "me llega" la inspiración y me paro sin hacerlo. A alguien le decía que mi conocimiento de la palabra se había agotado. No he sido la más asidua lectora y aunque he leído toda la biblia siento que me quedo corta a la hora de escribir. La verdad es una obligación que me impuse, un compromiso que he hecho con el Señor de publicar su palabra a través de este medio, esperando que muchas personas recuerden al señor Jesús. No tengo pretensiones, de hecho lo hago anónimamente, porque no soy yo la que importa, es Él y lo que hace permanentemente en nuestras vidas.
Por eso, cuando leí estos versos, de alguna manera sentí que representaban lo que sentía frente al propósito que me había hecho. En algún momento pensé que el 15 de agosto completaba un año de escribir este blog y que allí concluiría mi tarea, pero el Señor a través de una amiga me exhortó a continuar. Así lo he hecho, y hoy me dice en el verso 12: "Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar". Estamos a 20 de febrero y ya voy por el quinto año, confiando en que el Señor me enseñe lo que he de escribir y que hasta que él lo quiera continuaré haciéndolo.
El Señor es claro en sus mensajes. Nos recuerda en el verso 11: "¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Dios?" La reflexión es solo una. Si Dios, el creador del universo, ha decidido algo para nosotros, saltemos al vacío con la certeza de que caeremos en sus manos y nada nos pasará. Como dijo a Moisés, nos dará las palabras que requerimos, cada día, en cada momento. Solo debemos pararnos frente a Él y decirle, Señor somos las cuerdas de tu guitarra. Por favor ponlas a sonar y utilízanos como quieras.
Amado Padre celestial, queremos darte muchas gracias porque cada día nos enseñas, nos revelas algo que necesitamos saber y nos capacitas para que podamos continuar con nuestra tarea de proclamar tu palabra a los demás. Te pedimos humildmeente que no nos sueltes y que en cada momento nos uses como instrumentos a través de los cuales actúes. Te adoramos en el nombre de Jesús, amén.