ENERO 28

No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios

No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios

LA PALABRA DE DIOS

2 CRONICAS 20:9-18

9 Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.

10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese;

11 he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión.

12 !!Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

13 Y todo Judá estaba en pie delante de Dios, con sus niños y sus mujeres y sus hijos.

14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Dios en medio de la reunión;

15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. El Señor os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.

16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.

17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Dios con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Dios estará con vosotros.

18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de el Señor, y lo adoraron. 

REFLEXIÓN

Josafat rey de Judá  tuvo noticias de que los Amonitas querían hacer guerra contra ellos y sintió temor. Su reacción fue humillarse delante de Dios, pregonar ayuno en su reino y consultarle acerca de lo que debía hacer. En este punto es importante ver que en vez de salir a actuar frente a la provocación, tuvo en primer lugar al Señor de quien a todas luces dependía en su totalidad. Por eso, se reunieron todos a pedir su ayuda y protección.

Josafat clamaba a Dios y le reconocía todo su poder, su amor por su pueblo y su dominio sobre todas las cosas. Además, le recordaba su pacto con Abraham y toda su descendencia y la promesa de estar siempre con ellos y librarlos cuando lo requirieran. 

Igualmente, reconoció la limitación de su pueblo y la imposibilidad de obtener victoria alguna si Dios no interviniera. Esta fue una oración de fe muy fuerte, porque estaba todo el pueblo reunido. En el versículo 13 dice que todo Judá estaba allí de pie.

Jahaziel, levita de los hijos de Asaf, estaba allí con el pueblo de Judá, y en ese momento vino sobre él, el espíritu de Dios  quien le reveló que no deberían temer de ese ejército tan numeroso con quien tendrían que pelear, porque la batalla era de Dios. Lo que les ordenó fue estar quietos y mirar su salvación.

¿Qué hizo Josafat?, pues lo que debía. Se postró de rodillas, él y todo Judá adoraron al Señor. Y a la mañana siguiente, en el momento de la batalla,  Josafat, les dijo: "Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en el Señor vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados". Además puso a unos que alabaran al Señor y lo glorificaran. Así que el Señor Dios de Judá libró por ellos la batalla.

Amado Padre, queremos darte muchas gracias porque nos has dado una gran lección. Ayúdanos por favor a entender que Tú eres el primero en nuestras vidas y que frente a todos los eventos debemos permanecer quietos y adorarte, seguros de que nos darás la orientación que requerimos para actuar de la mejor manera y de acuerdo con tu voluntad.

Te adoramos Señor.