SALMOS 100
1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid a Dios con alegría; venid ante su presencia con regocijo.
3 Reconoced que Él es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.
5 Porque El es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.
Este es un salmo de reconocimiento al Señor. Es uno de los salmos más cortos, solo cinco versos, pero en ellos condensa lo que debemos hacer para reconocer su grandeza.
Primero, nos exhorta a alabarlo, a reconocer sus atributos. En la biblia encontramos por lo menos 70 versículos en los que hace referencia a la necesidad de alabarlo como un gesto de gratitud por todo lo que hace en nuestras vidas y porque Él habita en las alabanzas de su pueblo. En segundo lugar, nos llama a que le sirvamos y vamos a su presencia con alegría. Realmente, servirlo debe ser nuestro principal propósito en la vida por el regalo que nos ha dado con la salvación.
Reconozcámoslo como nuestro Dios; el creador del universo, el dueño de todo lo que existe. Él que nos amó tanto que dio a su hijo único para que pagara el precio de los pecados de toda la humanidad. Somos hechura suya, somos su pueblo y como dice la palabra: "Ovejas de su prado".
Finalmente, demos gracias por todo, por lo bueno y por lo que creemos menos bueno, porque estamos seguros de que todo obedece a ese plan perfecto que tiene para cada uno de nosotros. Alabémosle y bendigámosle porque "Él es bueno y para siempre es su misericordia".
Amado Padre celestial, queremos darte muchas gracias por tus enseñanzas. Queremos que nuestra vida gire alrededor de ti, eso realmente es lo mejor de nuestra vida. Te adoramos y queremos recordar en todo momento tu grandeza. No tenemos palabras para expresar nuestros sentimientos y desde nuestras limitaciones nos postramos ante ti y te declaramos nuestro amor y deseo de servirte y de permanecer en tu corazón. Oramos en el nombre de Jesús, amén.