JUNIO 16

El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.

El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.

LA PALABRA DE DIOS

JUAN 4:46-53

46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.

47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir.

48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.

49 El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.

50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.

51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.

52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.

53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.

REFLEXIÓN

Se trata de creer. Se trata de tener fe siquiera como un grano de mostaza, como lo decía el Señor y por supuesto los milagros se ven. El oficial del rey del pasaje de Juan es una muestra clara de lo que significa confiar. Él estuvo seguro de que las palabras que le dijo el Señor Jesús eran ciertas y a pesar de que se trataba de su hijo enfermo, a punto de morir, cuando le dijo que  vivía, simplemente se dio media vuelta y regresó a su casa confiado en que así sería y podemos suponer su dicha cuando sus siervos salieron a recibirle con las buenas nuevas.  

En nuestra vida diaria, ocurren esos milagros que simplemente recibimos y no entendemos, pero que nos llevan a glorificar a nuestro Dios por su infinito amor y cuidado. Sanidades, dinero, trabajo, bondad, esas son las repuestas que Dios da a nuestras peticiones. A nosotros solo nos toca creer, recibir y agradecer. 

Por ello, amado Padre celestial, gracias, gracias, gracias. Tu amor es eterno e inmutable. Por favor te pedimos, que como el oficial del rey, creamos en ti y en tu protección para nosotros. Sabemos que tus planes son perfectos y los aceptamos y recibimos con agradecimiento. Aumenta nuestra fe, Señor. Oramos en el nombre de Jesús, amén.