OCTUBRE 11
SANTIAGO 4:3-10
3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
4 !!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.
10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
Santiago, en este pasaje bíblico nos llama a la reflexión poniendo de presente lo que ocurre en nuestras vidas. Mateo 7:7-11 nos exhorta a pedir con la promesa de que se nos dará, y nos dará cosas buenas, de acuerdo con la bondad del Señor, Sin embargo, Santiago nos confronta con la realidad. En muchas ocasiones, pedimos una y otra vez y no recibimos. La pregunta obligada es ¿por qué? También él nos da la respuesta, Porque pedimos mal, porque estando en el plano espiritual no pedimos para agradar a Dios y para que se haga su voluntad en nuestras vidas, sino que pedimos para "gastar en nuestros deleites".
Entonces, ¿no está bien pedir para satisfacer nuestros deseos o necesidades terrenales? De ninguna manera. Dios nos da lo que le pidamos de acuerdo con sus riquezas en gloria. La condición es una sola: Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás os será añadido. (Mateo 6:33).
Tenemos el deber moral de poner en primer término a Dios, no podemos permitir que el mundo nos saque de nuestro plano espiritual. No debemos dejarnos distraer. Eso no significa que no debamos trabajar, que tengamos familia, que no podamos satisfacer nuestras necesidades y deseos terrenales. No, todo eso es válido, pero secundario. Primero está Dios y si nos presentamos ante Él, nos desnudamos en su presencia, le rendimos la adoración que merece, le pedimos perdón y con humildad y entrega le presentamos nuestros deseos y necesidades, Él, no nos dará una serpiente si le pedimos un pez. (Mateo 7:10).
Por ello, Santiago nos exhorta para que nos sometamos a Dios y nos humillemos ante Él. Así, el Señor se acercará a nosotros, nos ayudará para resistir al diablo y nos perdonará nuestros pecados.
Padre celestial queremos adorarte y someternos a ti. Queremos que seas la primera razón para vivir y que con estar frente a ti nos sea suficiente. Gracias porque conoces nuestras debilidades, nuestras flaquezas, pero también nuestro deseo de servirte y agradarte. Gracias, porque a pesar de nosotros mismos, podemos pedirte, sin restricciones y Tú, conforme a tus riquezas en gloria nos das todas las bendiciones posibles. Gracias Señor. Amén.