JUNIO 22

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

LA PALABRA DE DIOS

LUCAS 6: 45

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

MATEO 15: 18. - 19

18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.

19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

SANTIAGO 3: 5 - 6

 5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

REFLEXIÓN

¿Somos tan buenos como parecemos? Esta pregunta está dirigida al corazón de cada uno de nosotros, porque se trata de nuestra intimidad. La lengua ha sido abordada en varios pasajes de la palabra, advirtiéndonos que debemos cuidarnos y sanar nuestro corazón para que de nuestra boca solo salgan bendiciones y palabras amables para todos.

Vivimos un tiempo muy terrible, inundado de difamación, de mentira, de verdades a medias o acomodadas, en el que por el ansia de obtener victoria se pasa por encima de todo lo moralmente aceptable. Ojalá no hayamos participado en esa dinámica y si lo hemos hecho, pidamos perdón a Dios y  la fuerza para tener presente que de nuestra boca no puede salir sino lo agradable a Él.

Santiago, en el capítulo 3, habla acerca de la necesidad de refrenar nuestra lengua para que seamos agradables al Señor y nos muestra en toda su dimensión el poder que tiene tanto para bendecir como para hacer el mal. Por ello, el llamado es a examinarnos allí en nuestro lugar secreto y si murmuramos, si participamos del chisme o la conseja, si de nuestras bocas sale tanto lo bueno como lo malo, hagamos consciencia de ello y tratemos con todas nuestras fuerzas de terminar con ese hábito que nos daña y daña a nuestro prójimo. Recordemos que un mandamiento nos dice: "No dirás falso testimonio contra tu prójimo." y que Jesús, nos habló del amor a nuestros hermanos.

Amado Padre celestial, queremos darte gracias porque nos haces conscientes de la necesidad de cuidar nuestra lengua para que de nuestra boca solo salga la bondad del corazón que has puesto en cada uno de nosotros. Te pedimos por favor que tu santo espíritu nos redarguya cuando caigamos en el mal uso de nuestra palabra. Oramos en el nombre de Jesús, amén