ROMANOS 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
La vida nos depara muchas alegrías pero también momentos difíciles en los que naturalmente acudimos a nuestro Dios buscando no solo desahogar nuestro dolor en su regazo sino suplicando por su ayuda. En esos momentos esperamos que nos responda inmediatamente y resuelva nuestros problemas, sane nuestras enfermedades o nos libre de alguna situación que no queremos vivir.
Pero, en muchas ocasiones pareciera que hablamos a la luna, porque no sentimos la conexión con Él. Aunque derramamos nuestro corazón en su presencia y clamamos a Él, pareciera que no nos escucha. Nos sentimos contra la pared y llegamos a pensar que no está interesado en nosotros.
Romanos 8:18 nos devuelve la esperanza cuando estamos derrotados, "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse". ¿Qué significa esto? Que no conocemos los pensamientos de Dios, que aunque no lo sintamos, aunque creamos que no nos escucha, Él siempre está ahí a nuestro lado, dándonos su amor y actuando como mejor nos conviene, aunque no lo parezca.
Y será que no sabemos pedir? ¿O imaginamos que nuestros pensamientos son los pensamientos de Dios y nos olvidamos que debemos alinearnos con su voluntad? Santiago 4:3 nos dice al respecto: "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites". Dios quiere que seamos felices, que disfrutemos la vida. Y Él es el único que sabe lo que es bueno para nosotros. Por eso, a pesar de que creamos que no nos ayuda en muchos momentos, al final, "Todas las cosas nos ayudan a bien conforme al propósito para el que hemos sido llamados".
Amado Señor venimos ante Ti en momentos de tristeza y con sentimientos de impotencia al ver que aparentemente puede más el mal y que los que tanto se esfuerzan y procuran el bien son apabullados por las consejas e intrigas, porque el poder está en manos de personas que anteponen sus conveniencias a lo correcto. Sin embargo, sabemos Señor que si estamos en tus manos, al final las aflicciones que tengamos no serán nada comparadas con la gloria que nos tienes preparada. Por favor Señor danos la fuerza espiritual que necesitamos para resistir mientras llega el momento que tienes para nosotros. Te adoramos Señor y te damos gracias en el nombre de tu hijo Jesús, amén.