SALMOS 37: 1-7
1 No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
2 Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán.
3 Confía en Dios, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
4 Deléitate asimismo en Dios, y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda al Señor Dios tu camino, y confía en Él; y Él hará.
6 Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.
7 Guarda silencio ante Dios, y espera en Él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades.
Como la mayoría de los salmos, David escribió este como un cántico de alabanza y adoración a Dios, como una declaración de lo que es Él con su pueblo. Para que, a pesar de las apariencias, consideremos que Dios guarda, protege y concede a los que le siguen y le son fieles.
Muchas veces miramos a algunas personas que a nuestro juicio hacen el mal y sin embargo aparecen como triunfadores. Entonces nos preguntamos si es justo que les vaya tan bien y que a nosotros nos toque luchar mucho para sobrevivir. No les deseamos el mal porque no sería correcto, pero esperamos en el fondo del corazón que el Señor haga justicia en ellos y en nosotros.
El Señor nos da la repuesta a esta situación, pidiéndonos paciencia y que no tengamos envidia del que hace el mal, porque en su tiempo "como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán", dice el versículo 2 de este salmo. Y es así. Muchas veces vemos a esos personajes tan exitosos, tan intocables, tan maltratadores, que inexplicablemente, caen, los investigan, los llevan a prisión o simplemente se enferman y mueren y nadie se acuerda después de ellos sino para criticar su proceder y afirmar que su actuar lo llevó a esa situación.
El Señor nos recomienda en vez de eso, que confiemos en Él y que nos dediquemos a hacer el bien, para que nos premie y conceda las peticiones de nuestro corazón. Si encomendamos a Dios nuestros caminos, si lo dejamos actuar, Él hará y exhibirá nuestra justicia como la luz, dice el verso 6.
Lo mas importante es permanecer frente al Señor, en silencio y humildad entregándole nuestra vida, nuestro presente y porvenir, descansando en Él, esperando en Él y olvidando a aquellos exitosos que basan su éxito en hacer el mal.
Amado Padre, queremos darte gracias por este maravilloso Salmo donde nos enseñas a confiar el ti, a tener comunicación permanente contigo, a olvidarnos de todo lo demás y a esperar en ti. Sabemos que si así lo hacemos solo tendremos que estar ahí frente a ti y tu harás el resto. Te adoramos Señor y oramos en el nombre de Jesús, amén.