MATEO 18:15-17
15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.
16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
SANTIAGO 4: 1
¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?
ROMANOS 12:18
Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
2 TIMOTEO 2:24-26
24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,
26 y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.
Cuando leemos estos pasajes de la Palabra tendemos a pensar que hacen referencia al perdón y quizás así sea. Pero en este caso la mirada es hacia la contienda. En la medida en que aumentamos en el conocimiento de la palabra, somos más propensos a la intolerancia, porque creemos que ese conocimiento nos permite opinar y dogmatizar acerca de las actitudes de otros, cuando difieren de las nuestras.
Nada más lejos de la verdad. Podemos leer la biblia una y otra vez, pero sin la revelación del Señor, es como si leyéramos cualquier libro, de manera que tenemos que ser tan humildes como conscientes de que solo nos debemos glorificar en nuestra debilidad, porque en ella, en el Señor somos fuertes; y propender permenentemente por la armonía, la tolerancia y la paz.
Indudablemete hay muchas ocasiones en las que nos es muy difícil conservar la calma y actuar amablemente con nuestro prójimo, pero el Señor nos dice que hagamos todo lo posible por estar en paz con todas las personas. Que si tenemos algún problema con alguien, lo resolvamos personalmente, que cuando compartamos su palabra, tengamos la suficiente sensatez para que el Señor se refleje en nosotros.
Amado Padre celestial. Qué difícil es mantener la calma y evitar la discordia. Te pedimos perdón porque en muchas ocasiones nos es imposible sobreponernos a las reacciones que generan pelea o malos entendidos. Sabemos que solo Tú puedes cambiar nuestros corazones para ser esas personas que quieres que seamos, de manera que te pedimos actúes en nuestra vida. Te adoramos Señor en el nombre de Jesús, amén.