ECLESIASTES 11:1
1 Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás.
MATEO 10:42
42 Y cualquiera que como discípulo dé de beber aunque sólo sea un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, en verdad os digo que no perderá su recompensa.
GÁLATAS 6:9
9 Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.
HEBREOS 6:10
10 Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.
DEUTERONOMIO 15:10
10 Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el SEÑOR tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas.
Al leer Eclesiastés 11:1 muy seguramente sentimos satisfacción por la recompensa que esperamos recibir del Señor al publicar su palabra. No importa el método que usemos, no importa cuántos aparentemente nos leen, a cuántos llegamos y cuántos se motivan para recibir al Señor en su corazón, o a regresar al redil. Nuestro deber es echar el pan sobre las aguas y el Señor sabrá cuándo y cómo lo recogeremos.
En esa misma línea, el Señor a través de Mateo, Pablo y el autor de Hebreos, nos exhorta a dar sin descanso, sin mirar a quién, sin medida. Algunas personas nos hacen sentir como tontos y a su vez pareciera que sacan ventaja de nuestra generosidad. Pero no importa, A nosotros nos toca dar. Mateo 6:30 nos refiere las palabras de Jesús al respecto: "A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva". No importa por eso lo que piensen las personas de nosotros. Nuestro deber para ser agradables al Señor es ese. Si nos creen un poco tontos por ello, si percibimos la actitud ventajosa y manipuladora, no importa. Es a Dios a quien tenemos que responder y es Él quien nos recompensará en el momento de la siega, porque sabemos que Dios es justo y no se olvidará jamás de lo que hemos hecho.
Por ello, tal como dice Deuteronomio 15:10 "Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el SEÑOR tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas". Sabemos que ese pan que echamos sobre las aguas, en su momento lo recogeremos.
Amado Señor, queremos darte muchas gracias por habernos revelado tu palabra, por permitirnos entender la importancia de dar, de servir, de obedecerte y ponerte en primer lugar en nuestras vidas. Gracias por producir en nosotros tanto el querer como el hacer para buenas obras. Gracias porque nos permites ser diferentes porque podemos reflejar tu amor a través de nuestras acciones. No esperamos nada de las personas y solo queremos que Tú nos distingas con tu amor y preferencia. Te adoramos Señor, amén.