MAYO 6
JUAN 15:15
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
ROMANOS 14:8
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
1 CORINTIOS 6:20
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
2 CORINTIOS 3:3
Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
GÁLATAS 5:1
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Si pregunto a cada no de ustedes, ¿de quién son? con seguridad me responderían que de Dios. Efectivamente, de Él somos. Con precio de sangre nos compró y por ello somos suyos. Sin embargo, contra lo que sucede en el mundo, el hecho de que el Señor nos haya comprado no nos hace sus esclavos. Por el contrario, nos libertó de la esclavitud del pecado y nos pasó de muerte a vida y para completar nos dio la potestad de ser llamados hijos de Dios.
Somos del señor Jesús y a Él debemos servir; el debe ocupar el centro de nuestras vidas. él que a pesar de ser nuestro único amo, no nos llama siervos sino amigos, que nos ha enseñado la manera de vivir. A quien debemos complacer es al Señor, trabajar como para él, ver en los demás su rostro para actuar con misericordia, tolerancia, generosidad y solidaridad.
Debemos estar atentos para no desviar nuestro camino del que nos enseñó el Señor Jesús para mantener nuestra libertad, la libertad en Cristo y como dice Gálatas, no estar otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Sabemos que no es tan sencillo apartarnos del mundo si estamos en él, pero si mantenemos esa relación cercana a través de la oración permanente, no debemos preocuparnos porque Dios conoce nuestro corazón y como buen pastor nos mantendrá dentro de su rebaño.
Amado Señor, gracias porque por tu sacrificio en la cruz, somos libres. Gracias porque nos compraste con un alto precio y ahora somos tuyos, tus amigos, los hijos de Dios. Te suplicamos Señor que nos mantengas en tu regazo, en ese lugar del que no queremos movernos, porque allí sentimos tu amor y protección. Oramos en el nombre de Jesús, amén.