JUAN 1 4:16
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
JUAN 15:12-14
12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
¿Cómo es nuestra relación con Dios?
Aunque parezca un poco cursi vamos a hacer un símil entre la relación con Dios y la que tenemos con un amigo del alma, con uno verdadero. Cuando nos encontramos con un amigo, lo último que pensamos es pedirle. Nos deleitamos con su conversación y con la nuestra, nos gozamos de los momentos que compartimos y nos sentimos en total libertad para hacer todo tipo de comentarios, de confabular, de alabar, de reconocer sus cualidades.
Las preguntas que surgen entonces son ¿Amamos a Dios por ser quien es? ¿Amamos a Dios por ser poderoso? ¿Amamos a Jesús porque resucitó de entre los muertos? O, lo amamos porque Él es la personificación del amor, porque nos amo tanto que dio su vida por nosotros, porque pasamos de ser siervos a amigos. El ministerio de Jesús, estuvo centrado en el amor. Esa es su principal enseñanza, "Que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado", ese es el mandamiento nuevo que nos dio.
Por eso, los invito a que replanteemos nuestra relación con Él. Gocémonos de tener su amor y entreguémosle el nuestro. No centremos nuestra relación en las peticiones que le hacemos. Que lo principal de cada momento en que estamos con Él sea hablarle y oirlo como lo hacemos con muestros queridos amigos y que, como con ellos, basemos nuestra relación en el amor y la adoración. Seguro que vendrán momentos en que necesitamos pedirle, pero que esos no sean los importantes. Él ya conoce nuestras necesidades y sabemos que está dispuesto a suplirlas. Él es todopoderoso y cuando se requiera nos los mostrará. Su misericordia es para siempre, pero sobre todo su amor es inigualable y lo podemos sentir y vivir permanentmente.
Amado Señor, qué dulce se siente al saber que tuviste la deferencia de hacernos tus amigos. Tu amor es inigualable y en cada momento lo podemos sentir. Queremos Señor estar en tu presencia para contarte todo los que nos pasa, lo que nos entristeció, lo que nos alegró, nuestros proyectos, nuestras caídas, en fin, todo, como lo hacemos con los amigos. Gracias por poner en nuestros corazones la necesidad de tu amor y tu complicidad. No hay amigo como Tú porque como dice tu palabra. "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" y Tú la diste por todos nosotros. Así eres Tú. Te adoramos en el nombre de Jesús, amén.