ENERO 12
PROVERBIOS 3:9-10
9 Honra a Dios con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos;
10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
Uno de los temas más espinosos en los estudios bíblicos es el relacionado con el dinero. Por una no tan extraña razón, cuando nos tocan el bolsillo generalmente nos ponemos alerta y gastamos un rato pensando si ese dinero del que nos desprendemos será bien usado por los pastores de la iglesia o si por el contrario será una estrategia para su enriquecimiento.
En muchos lugares de la biblia, se habla del dinero, de los bienes y de lo que debe hacerse con nuestras ganancias para agradar a Dios, porque en últimas, Él es el dueño de todo. Eso lo creemos, pero la dificultad radica en a quién se le entrega.
Malaquías 3:10-12 dice: "Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde". ¿Y dónde está el alfolí?
2 Reyes 12:9 dice: "Mas el sumo sacerdote Joiada tomó un arca e hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha así que se entra en el templo de Dios; y los sacerdotes que guardaban la puerta ponían allí todo el dinero que se traía a la casa de Dios".
Por experiencia propia puedo afirmar que MI dinero no es necesario para Dios y que las iglesias pueden vivir sin él. Además, se trata del acto de obedecer y agradecer a Dios por lo que nos da y devolverle un poco de lo suyo .
Si estamos en necesidad económica, demos más, porque aunque parezca una paradoja, Dios ve el espíritu generoso y agradecido y como ocurrió a la viuda de Sarepta, (1 Reyes 17:8-24) si quisiéramos tener ganado nuestro presente, nuestro futuro y el de nuestros hijos, pues nos podemos asegurar aún en la escasez dando de lo que no tenemos.
Nuestro primer día de trabajo de cada año debería ser para Él, en agradecimiento anticipado por lo que nos dará el resto el año. Lo que hagan los que administran los ingresos de la iglesia no es nuestro problema. Ellos deberán dar cuenta a Dios. Nosotros hacemos lo que nos corresponde y recibimos de Él todas las bendiciones hasta que sobreabunde.
Amado Padre, sabemos que a Ti te gusta saber con pruebas que eres el primero en nuestras vidas. Con corazón agradecido, humildemente y para agradarte, queremos ser capaces de dar permanentemente para Ti, para aportar al que lo necesita, para contribuir a que tu palabra se conozca. Sabemos que si no damos, no te hace falta nada para que tu voluntad prevalezca, pero también sabemos que te agradas cuando ves en nosotros corazones generosos y obedientes. Tu produces en nosotros tanto el querer como el hacer, así que Señor por favor te pedimos fortalezcas nuestro sentido de la obediencia y de la generosidad.
Te adoramos Señor, amén.