ENERO 13
ROMANOS 8: 31-39
31 Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Frente a las viscisitudes de la vida, cuando nos sentimos impotentes porque desde todas las orillas nos sentimos acosados, cuando sin razón aparente nos persiguen, cuando no entendemos lo que ocurre pero sentimos en nuestras espaldas al enemigo que viene por nosotros debemos como dijo Pablo a los romanos en el verso 31: "Qué pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?"
Por encima de Él no hay nada ni nadie. Somos sus hijos, las ovejas de su prado. Recuerdo un pasaje muy importante de la biblia en el que aparentemente Dios se había olvidado de su pueblo. Me refiero a Éxodo y como todos recordamos, en el momento adecuado mostró su poder y cuidado para el pueblo de Israel. El Señor nos ama tanto que entregó a su único hijo para que pagara por nuestros pecados y si eso es así, como dice Pablo, será que no podemos confiar en que hará por nosotros lo mejor y nos protegerá?
Si alguien quiere acusarnos o condenarnos se enfrenta a Él porque somos sus escogidos ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. Sin embargo, sabemos que tenemos angustias, problemas de toda índole, pero eso no puede alejarnos de nuestro Padre y del amor de Jesús, quien nos hace más que vencedores y como dice el verso 38: "Ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".
Padre Celestial, Tú nos conoces y ante Ti nos presentamos y desnudamos nuestro corazón. Sabes que necesitamos con urgencia tu protección y amparo. Los malos nos rodean, la enfermedad nos acosa y nos sentimos impotentes. Sabemos que solo Tú puedes sacarnos de ese hoyo al que nos lleva la adversidad. Sabemos que somos tus hijos y que nadie se puede meter con un hijo de Dios. Lo creemos, lo declaramos y te damos gracias en el nombre de tu hijo Jesús, amén.