FEBRERO 19

Porque nada hay imposible para Dios.

Porque nada hay imposible para Dios.

LA PALABRA DE DIOS

LUCAS 1:36-38

36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;

37 porque nada hay imposible para Dios.

38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

LUCAS 18:27

Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.

REFLEXIÓN

No me cansaré de repetir que si le creemos al Señor podemos vivir tranquilos y confiados. Tendemos a pensar que solo le podemos pedir ayuda para cosas que son relativamente factibles y cuando consideramos que no se moverá a nuestro favor, adjudicamos eso a su voluntad, como si la voluntad de Dios fuera dolor, sufrimiento, pobreza y tristeza.

No, estamos muy equivocados. Dios nos ama tanto que como dice su palabra dió a su único hijo para que fueramos libres y pudiéramos ser llamados hijos suyos. Tenemos momentos difíciles en los que el Señor se glorifica, tal como lo hizo en muchas ocasiones cuando sanaba los enfermos, sacaba demonios o resucitaba a los muertos. Al parecer el Señor llegaba tarde pero no era así, El Señor Jesús le oraba al Padre diciéndole que sabía que le escuchaba pero que lo decía públicamente para que su gloria fuera manifiesta y producía efectos imposibles de repetir.

Sabiendo eso debemos recordar el verso 27 de Lucas 18: "Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios". Imposible quiere decir que no lo podemos hacer nosotros, ningún hombre, nadie. Pero Él sí. Recordemos que nos mostró que incluso para el nacimiento de su hijo, ocurrieron una serie de acontecimientos que era imposible que sucedieran, entre ellos, el nacimiento de Juan el bautista su primo, de Elisabet, una mujer estéril y entrada en años.

Por ello, como María le dijo al ángel, declaremos que somos de Dios, que creemos en Él ciegamente y que estamos dispuestos a hacer su voluntad. Solo necesitamos creer, declarar nuestra impotencia y agradecer, permanecer siempre vigilantes y orar hasta que se mueva a misericordia. En el momento oportuno hará, nos sacará victoriosos de cualquier situación, a su perfecta manera actuará y a nosotros solo nos tocará agradecerle y glorificar su nombre.

Amado Señor Jesús, Tú fuiste el cumplimiento de una promesa que parecía imposible de cumplir, viniste y nos regalaste el don más preciado; la salvación. Tu vida es un hecho imposible para los hombres, pero no para Dios. Nos dijiste Señor que cualquier cosa que pidiéramos al Padre en tu nombre nos será hecha y por ello nos atrevemos a pedir tu intervención en esos aspectos o circunstancias de la vida que nos están agobiando. Gracias Señor, declaramos que creemos y esperamos en ti y nos acogemos a ese plan perfecto que tienes para nosotros, amén