ISAÍAS 43:13-20
13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?
14 Así dice el Señor, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en las naves de que se gloriaban.
15 Yo Dios, Santo vuestro, creador de Israel, vuestro Rey.
16 Así dice Dios, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas;
17 el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pabilo quedan apagados.
18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
20 Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.
Isaías en este pasaje escribe la revelación que le había dado el Señor, para que entendiera y proclamara que Él es el creador de todo lo que existe. Él es antes que todo; antes de que existiera el día, Él ya era. Él es el dueño de todo lo que existe, nadie le podrá estorbar en sus designios, nadie podrá dañarle sus planes, porque Él es el todopoderoso.
Recuerda el Señor su amor por el pueblo de Israel, que a pesar de lo que hicieron en varias ocasiones, es el escogido por Él. Nunca sus enemigos fueron vencedores, sino que el pueblo de Isarel, su pueblo, no pudo ser acabado por ninguno, por grande que fuera.
Porque Dios es el Dios de Israel, el creador, nuestro rey. Como lo hizo en Egipto, Él abre camino en el mar y tranquiliza las aguas impetuosas como lo hizo con sus discípulos en una tormenta. Porque el mar y el viento le obedecen. Cuando somos perseguidos acaba con nuestros enemigos y los deja como una vela apagada.
Pero eso no solamente es el pasado. Incluso el Señor nos pide que miremos hacia adelante, porque las cosas viejas ya pasaron y nuevamente nos soportará y nos protegerá, peleará las batallas por nosotros, Él dará agua en el desierto para sus escogidos y hasta las fieras del campo lo alabarán y lo adorarán porque ha provisto a todos, los de su pueblo escogido, en sus necesidades.
Así es Dios con nosotros. Nosotros somos parte de su rebaño, parte de su pueblo. Con su infinito poder y amor hacia nosotros, desde la fundación del mundo, puso la creación a nuestro servicio y a pesar de nuestras rebeliones, para restaurar la relación rota por el pecado, envió a su hijo, el Señor Jesús, a pagar el precio de nuestra salvación.
Amado Señor ¡Cuán poderoso eres!, Tú que existes desde antes de la fundación del mundo, Tú a quien el viento y el mar obedecen, mantennos por favor en el hueco de tu mano, para que nunca nos alejemos de Tí. Te adoramos Señor, amén.