SALMOS 34:1-8
1 Bendeciré a Dios en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.
2 En Dios se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
3 Engrandeced a Dios conmigo, y exaltemos a una su nombre.
4 Busqué a Dios, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.
5 Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.
6 Este pobre clamó, y le oyó Dios, y lo libró de todas sus angustias.
7 El ángel de Dios acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.
8 Gustad, y ved que es bueno Dios; dichoso el hombre que confía en él.
David escribió este salmo en medio de una situación muy complicada que le había tocado vivir a causa de Saul, rey de Israel quien quería matarlo. David huía a través del desierto del mar muerto, donde no tenía posibilidad de esconderse y era muy peligroso andar solo. Buscando donde ocultarse entró en una cueva donde a punto de desfallecer sintió que su fe se debilitaba y decidió dirigirse al oeste a la tierra de los filisteos quienes rápidamente lo identificaron y pensaban matarlo. La estrategia de David para salvarse fue fingir demencia, de modo que el rey lo hizo sacar de su tierra. (1 Samuel 21:10-15)
Salió David nuevamente al desierto y se escondió en una cueva donde relexionó acerca de su manera de actuar y pensó que lo mejor que hubiera podido hacer era confiar en DIos.
Esos son los antecedentes de este salmo en el que David reconoce a Dios, lo bendice y declara que de ese momento en adelante siempre lo adorará, lo alabará y su alma se gloriará en Él. Qué hermosa oración hace al Señor, en medio de su agradecimiento por haberlo salvado de una muerte segura. David en este salmo nos invita a exaltar su nombre y a reconocer su grandeza.
Las razones para ello son claras: Buscó al Señor y su respuesta fue maravillosa. No solo lo escuchó sino que sus miedos desaparecieron; sus necesidades fueron cubiertas y nunca lo dejó en vergüenza. Definitivamente el ángel de Dios acampa a su alrededor y alrededor de los que le tememos. Acampa para defendernos y protegernos.
Esta maravillosa oración de alabanza y adoración fruto del corazón agradecido del salmista es una invitación para que quienes en Él creemos, nos apropiemos de su palabra y esperemos confiados en que será realidad en nuestras vidas. Por ello, David nos invita, en el verso 8, diciendo: "Gustad, y ved que es bueno el Señor; dichoso el hombre que confía en Él".
Amado Señor queremos adorarte y agradecerte por la palabra que nos das, palabra que nos enseña a dirigirnos a Ti reconociendo tu grandeza y tu amor. Enséñanos por favor a no temer a pesar de que las apariencias no estén a nuestro favor, porque tu eres nuestro Dios, el creador del Universo, que manda a los elementos de la naturaleza, a los animales a las plantas y por supuesto al hombre. ¡Qué bueno eres Señor! Regálanos la dicha de confiar en ti. Amén.