OCTUBRE 18
LUCAS 18:1-8
1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,
2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.
6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
Lucas en este pasaje bíblico recrea una parábola que les refirió el señor Jesús. Con esta parábola quería que sus discípulos entendieran la necesidad de orar, de orar siempre, sin cesar.
Les narró que había un juez "inicuo" que no respetaba al hombre y mucho menos a Dios porque no le temía. Puede uno imaginar la sala de audiencia de este juez, él sentado en su estrado, mirando de reojo a las personas que acudían a que les resolviera sus problemas.
Allí llegó la viuda del pasaje, con muchos problemas, con gran necesidad de que el juez fallara a su favor. Podemos suponer que la pasearon por varias dependencias y de todas ellas salía cada vez más triste. Pero ella no cejaba en su propósito de obtener justicia. Durante muchos días acudía a la sala de ese juez y se sentaba a esperar que le dirigiera una palabra.
La constancia dio su fruto. El juez se cansó de verla y tomó la decisión de apoyarla, más que nada para quitársela de encima, porque se había cansado de verla.
La enseñanza que se puede deducir de esta parábola es la necesidad de buscar la justicia de Dios implorando, orando todos los días y como dice en el versículo 7: porque "acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?" Muy seguramente, no. La condición: orar sin cesar con fe.
Amado Padre, gracias por tu hijo Jesús, gracias por tus maravillosas enseñanzas. Entendemos que debemos pedirte con insistencia y con fe, porque tu no eres ese juez inicuo sino un padre amoroso que nos conforta, nos ayuda, nos respalda y hace justicia en nuestras vidas. Gracias por motivarnos a estar siempre en comunión contigo. Oramos en el nombre de Jesús, amén.