MARCOS 9:16-29
16 Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?
17 Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
18 el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.
19 Y respondiendo él, les dijo: !!Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.
20 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.
21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño.
22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.
23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.
26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.
27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.
28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?
29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno
Jesús fue donde estaban sus discípulos y encontró mucha gente, entre ellos escribas que muy seguramente los estaban confrontando porque habían tratado de hacer un milagro, sin éxito. Se trataba de un muchacho que tenía un espíritu inmundo desde niño y su papá desesperado les había pedido que lo sanasen. Puede uno imaginar cómo estarían de frustrados los discípulos porque en contra de lo que Jesús les había dicho, no habían podido sanarlo.
Esa es una sensación familiar, cuando uno no puede salir avante en sus planes, cuando cree que puede hacerlo todo y quizás piense que Dios lo apalanca. Sin embargo, es el momento de reflexionar acerca de varias cosas: 1- Lo que estoy pidiendo al Señor es su voluntad? 2- Estoy buscando primeramente su reino y su justicia? 3- Me rindo ante Él y decido que su voluntad es lo que me importa?
No sabemos nada, más allá de lo que nos narra Marcos, pero si podemos ver que Jesús se dirige al padre y le pregunta algunas cosas acerca de la situación del muchacho, y al parecer, mucho más frustrado, les increpa acerca de su falta de fe. Nuevamente, se dirige al padre del muchacho y le pregunta qué quiere. El padre desesperado le responde: "si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos" y Jesús le recuerda la necesidad de tener fe para lograr lo que pide. De hecho dice "Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
En este instante es cuando el padre le da la respuesta correcta: "Creo; ayuda mi incredulidad". Esa es la respuesta que debemos dar al Señor, esa es la súplica de debemos hacer para que Él, que sabe todo de nosotros, que conoce nuestros corazones, tenga compasión, actúe a nuestro favor y aumente nuestra fe.
Termina el pasaje con una enseñanza. Cuando los discípulos le preguntaron la razón por la que ellos no habían tenido éxito, les habló acerca de la necesidad de orar y ayunar para esas situaciones extremas.
Amado Padre. te damos gracias por esa enseñanza tan importante y aplicable a nuestro diario vivir. Todos los días de nuestra existencia, en cualquier aspecto de nuestras vidas tenemos algo qué pedirte. Sin embargo, muchas veces sólo tenemos la frustración de no haber logrado nuestros deseos o no haber resuelto nuestros problemas. Pero, hemos aprendido cómo debemos dirigirnos a Ti y apoyarnos en la oración y el ayuno para que nos mires con misericordia. Te adoramos Señor y oramos en el nombre de Jesús. amén.