JUNIO 9

Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré

Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré

LA PALABRA DE DIOS

SALMOS 63: 6 - 7

6 Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré.

7 Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido.

SALMOS 139: 8 - 10

8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.

9 Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar,

10 Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.

REFLEXIÓN

Estos días he estado reflexionando acerca de la palabra de Dios y su fidelidad. La vida, nos trae muchas situaciones problemáticas que nos llevan a clamar a nuestro Señor por su ayuda, para que la incertidumbre por el futuro se convierta en seguridad. 

Gracias a su amor y cuidado y a su fidelidad que es para siempre, cuando decidimos saltar al vacío confiados en su palabra, la respuesta no se hace esperar. Es imposible no asombrarnos y agradecer desde el fondo de nuestro corazón la respuesta magnífica que nos da. Nada que pudieramos imaginar, porque indudablemente, Él tiene solo lo mejor para nosotros.

Definitivamente, no hay mejores manos en las que pudiéramos estar. Estamos con el dueño de todo lo que existe, del más amoroso y fiel. Somos los hijos del Gran Yo Soy. Cuando experimentamos en toda su magnitud su poder y amor, nos sentimos anonadados porque no logramos  dimensionarlos. Qué torpes e imperfectos somos, que no logramos trascender lo material y vivir en el plano espiritual donde el Señor nos cobija con su manto y nos libra de todo mal.

Sus planes son perfectos y habiéndolo vivido, nos debemos  ratificar en la decisión de no hacer planes. No los necesitamos. El Señor los tiene, los mejores. Hemos aprendido que en Él podemos vivir confiados, porque como dice su palabra, donde quiera que estemos, allí está; su diestra nos sostendrá porque siempre ha sido nuestro socorro.

Amado Padre celestial, gracias, gracias, por tu amor y cuidado. Entendemos que no debemos preocuparnos por nada en esta vida porque estamos a tu cuidado. Gracias por permitirnos entender que las mejores cosas de la vida no son casualidad. Te rogamos nos mantengas bajo tus alas, porque solo allí estamos seguros y con todo lo que necesitamos. Oramos en el nombre de Jesús, amén.