FEBRERO 15
ISAÍAS 41:10-13
10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.
12 Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra.
13 Porque yo soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
Cada día desde el momento en que nos levantamos estamos expuestos a dificultades, tenemos necesidades, anhelos, en fin, por delante infinidad de situaciones en las que necesitamos definitivamente la guía de Dios. Si nos enfretamos solos, si tomamos nuestras propias decisiones y actuamos con nuestras fuerzas, debemos aceptar los resultados que obtengamos por ello.
Sin embargo, el Señor nos da unas maravillosas promesas para que cada día cuando nos levantemos podamos simplemente mirar hacia el cielo y decirle, Señor gracias por la tranquilidad que das a nuestros corazones. Debemos creerle y declarar su palabra para recordarnos que no estamos solos, que tenemos un padre maravilloso que nos cuida, nos ayuda, que nos sustenta y que nunca nos dejará solos.
Porqué si tenemos perseguidores, serán como nada y si los buscamos no los encontraremos, porque aquellos que nos quieren hacer mal serán avergonzados y confundidos. Recapitulanado podemos traer a colación esas ocasiones en que nos enteramos de que buscan nuestra caída y de acuerdo al plan perfecto del Dios y en cumplimiento de su palabra, aparecen defensores que impiden que nos hagan daño.
Amado Padre celestial; qué maravilloso saber que nos sostienes de nuestra mano derecha. Gracias porque no tenemos miedo, porque Tú nos ayudas. Gracias porque como dices en el Salmo 4:8 "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado". Qué afortunados somos al tener tu protección y cuidado. Enséñanos Señor por favor a confiar en tu palabra, en tu inmutable palabra. No importan las apariencias porque al final todo será conforme a ese propósito que tienes para nosotros. Te adoramos en el nombre de Jesús, amén.