SALMOS 139:23-24
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.
Nuestra relación con Dios debe basarse en la transparencia, que más que una palabra es la actitud que debemos tener ante Él, de reconocer lo que somos, para que sienta que nos rendimos completamente a sus pies. Dios no necesita que le digamos nuestros pecados porque los conoce todos. La palabra dice en Lucas 16;15 "Vosotros sois los que os justificais a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones". Sin embargo, si queremos ser realmente transparentes ante Él no debemos guardarnos nada, porque como dice la palabra en 1 Juan 1:9, "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Si queremos agradarlo y avanzar en nuestra vida espiritual, el Señor nos anima a que no dejemos nada en nuestro interior sino que le digamos todo, lo bueno y también nuestros pecados. Total, Él ya conoce todo y solo espera que no nos guardemos nada.
Dios quiere que seamos santos y para ello debemos en primera instancia entender lo que quiere decir con eso. “Santo” viene de la palabra griega “hagios” que significa “consagrado a Dios", apartado para Dios. Igualmente, Dios nos dice que somos llamados a ser santos, para que nuestra vida se ajuste cada vez más a Cristo. No es fácil vivir la santidad porque estamos en el mundo y permanentemente tenemos tentaciones y situaciones que nos incitan a pecar y a apartarnos de Él. El mismo Señor Jesús en Getsemaní, recomendaba a sus discípulos en Mateo 26:41." Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil".
Lo que el Señor quiere es que seamos transparentes, que derramemos nuestro corazón y no le ocultemos nada. Él quiere que le mostremos nuestras debilidades, que nos mostremos tal como somos y que le digamos como en el Salmo 139: 23-24 "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí, camino de perversidad". Cuando no tenemos dobleces con el Señor, el nos guía por el camino correcto para que como dice Efesios 4:13: "Lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo".
Amado padre celestial gracias por comprender que somos imperfectos, por tu misericorida al aceptarnos a pesar de nuestros pecados, a pesar de que caemos una y otra vez. Gracias por enseñarnos el camino para ser cada día, más como tu quieres. Por favor Señor fortalece nuestra fe y tennos paciencia, ayúdanos a ser mejores personas, agradables y de acuerdo a lo que tu quieres. Te lo pedimos en el nombre de tu hijo Jesús, amén.