NOVIEMBRE 29
HEBREOS 11:1-6
1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
El mayor regalo que hemos recibido de Dios es la fe. Porque la fe nos da esperanza, nos da seguridad, nos da la capacidad para planear nuestra vida. Algunos la comparan con la actitud de un niño al que si su padre le pide que se lance de un lugar muy alto que él lo recoge, se lanza al vacío sin temor, con la certeza de que los brazos amorosos de su papá lo esperan.
Ese preciado don nos hace diferentes, porque por él entendemos y recibimos la revelación de la creación del universo, de ese maravilloso suceso cuyo autor nos dio lo que vemos, creado de lo que no se ve, de su palabra.
Dice Pablo que desde la creación el hombre se ha movido por fe retando lo evidente, esperando el cumplimiento de la palabra de Dios, entregando todo lo que tenía, porque Él lo había pedido, y sin detenerse a pensar en las consecuencias.
Y Dios responde a nuestra fe, dándonos sus milagros, sus dones, la transformación en nuestras vidas, solamente por el hecho de tener fe. En los evangelios se puede encontrar la palabra fe en muchas ocasiones, específicamente 237 veces en el nuevo testamento y en el antiguo, 3. Eso nos indica la importancia que tiene para nuestro crecimiento espiritual, para permitir al Señor que obre en nuestras vidas. El Señor decía ¿Crees?, ¿tienes fe? y cuando le decían que si, terminaba diciendo, hágase conforme a tu fe.
La fe es tan importante que Enoc no murió, sino que por el tamaño y persistencia de su fe, fue llevado. Qué maravilloso fin el de Enoc, que por su fe y por haber sido fiel el Señor no lo dejó enfrentarla.
Por el contario, sin fe no es posible agradar al Señor porque ¿a quién nos acercaremos, en quien derramaremos nuestro corazón sino en Él en quien debemos creer, como el niño cree ciegamente en su padre.
Amado Señor, gracias por haber puesto en nuestros corazones la fe, con la que podemos vivir con esperanza, sabiendo que en nuestro paso por este mundo Tú nos acompañas y que cuando muramos, estarás allá esperándonos. Te pedimos por favor que acrecientes nuestra medida de fe, para que no sintamos temor frente a ninguna circunstancia porque estamos en tus brazos. Te adoramos Señor en el nobre de Jesús, amén..