NOVIEMBRE 4
GÉNESIS 1:1-5
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
3 Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz.
4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
5 Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día.
El día de hoy haremos mención de la creación del mundo. La creación hecha por la palabra de Dios. Juan 1;1-5 comienza recreando el Génesis y declarando: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios", tal como lo dice Génesis 1:1 "En el principio creó Dios los cielos y la tierra".
La creación del mundo y del universo solo pudo haber sido obra de nuestro Padre Dios. Nuestra vida, la vida de todo lo que existe y ha existido: el cielo, la tierra, el sol, la luna, las estrellas, todo lo que ha habido y habrá, habla de la majestuosidad y poder de Dios quien por amor creo lo que existe.
Dice Génesis que la tierra era como una masa amorfa, sin orden, cubierta por tinieblas. Pero dijo Dios "Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche, y fue la tarde y fue la mañana: un día". Por ello, Juan igualmente reconoce y expresa que "Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho".
Nada puede igualarse al milagro de la creación. Si miramos hacia el firmamento, contemplamos millones de estrellas que se sostienen y cumplen su tarea, sin caer, sin generar caos. Los planetas ordenados alrededor de sus soles siguen su órbita sin salirse y sin producir problemas. Si venimos a la tierra, millones de especies animales, vegetales y el hombre, cada uno con sus características definidas, cada uno con millones de células hechas para funciones especificas, renovándose, muriendo y naciendo día tras día.
En lo que no vemos a simple vista, existen millones de microorganismos, con sus complejas estructuras, cada uno con sus características que los hace únicos. Todos formando el conjunto del universo, dependiendo unos de otros, colaborando unos con otros, para que el planeta viva y permanezca.
Como dice el poeta Rafael Pombo: ¿Quién te dio tantas estrellas ¡Oh Cielo! y tanto arrebol Y nubecillas tan bellas? —Y el Cielo contesta: Dios.
Amado Dios. No tenemos palabras para expresar la sensación que tenemos al mirar un atardecer, al mirar la inmensidad del mar, donde bullen millones de peces, cada uno con sus características o si miramos hacia la montaña, donde millones de plantas, con sus propiedades, crecen. No tenemos palabras para expresar nuestros sentimientos cuando miramos a nuestro alrededor todos los seres humanos, cada uno con sus características que los hace únicos. Solo podemos postrarnos ante ti Dios para adorarte y declarar al mundo que no hay nadie como tu. Te adoramos Señor, en el nombre de Jesús, amén.