MARCOS 1: 40 - 41
40Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.
41Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio.
LUCAS 10: 29 - 37
29Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo
30Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
31Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
32Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
33Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
34y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
35Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
36¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
37Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
¿Crees que es suficiente creer sin andar? No. definitivamente, no. Pasar de las palabras a la acción es lo que todo cristiano debe haacer. Es posible que te haya ocurrido, que teniendo una pena, una necesidad económica, de apoyo, que te hayas enfrentado a un desastre en tu vida sentimental, acudas a tu amigo, a tu mentor, qué se yo, a pedirle ayuda y créeme que en ese momento el testimonio de ser hijo de Dios se da en la acción que realizas para ayudar en el momento que vive. El señor Jesús no le decía a los necesitados, que oraría por ellos. No, el iba a la acción, a resolver el problema y como consecuencia de ello, las personas que estaban necesitadas de Él, creían. Muy seguramente esa era la multitud que le seguía, todo el que fue tocado por su amor, que recibió sus beneficios era incondicional.
Si observamos los pasajes anteriores podemos ver claramente qué significa ver el rostro de Jesús en quienes nos necesitan. Así cómo Jesús se movió a compasióm con el leproso. Así como nos enseñó con el buen samaritano, nos da la orden de que hagamos lo mismo. Nuestro deber por ello es ir a la acción. La fe, el creer en el Señor, no puede entonces estar circunscrita a palabras que a quien necesita de nuestro apoyo suenan huecas. Nuestra obligación es que a todos ellos ayudemos, dándoles de lo que tenemos. Muy seguramente, se preguntarán el porqué de nuestra actitud y es allí donde el rostro de Jesús aparecerá para ellos.
Nuestra relación con Jesús debe darse de una manera que no simplemente sea yo creo en Él, sino que yo estoy haciendo lo que Él me dijo que tenía que hacer. La palabra dice "Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos". Es como si Jesús dijera que hay gente que yo sé que son mis discípulos y hay gente que ha creído en mí, pero no hace lo que yo le digo. Y Jesús siempre tiene esa intención con nosotros. Jesús quiere pasarte de que creas a que le obedezcas siempre. Él quiere reconocerte como un discípulo. Por ello, la invitación es a ser como nuestro Señor quiere. Pasemos de la palabra a la acción y distingámonos por ver en cada necesitado el rostro de Jesús.
Amado Padre, gracias por enseñarnos la diferencia entre creer y permanecer en ti. Gracias por darnos las herramientas para hacer siempre tu voluntad y no apartarnos de tu presencia. Gracias, Señor por permitirnos ver en cada necesitado tu rostro y por impelernos a actuar. Te adoramos y oramos en el nombre de Jesús, amén.