AGOSTO 29
HEBREOS 11:1-5
1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
Y, ¿qué es la fe? Tal como dice el pasaje bíblico, es un concepto abstracto que trasciende lo material. La fe habla de abandono, de seguridad, de tranquilidad, de absoluta dependencia de nuestro Señor. Es la fe bíblica. La de Abraham que no dudó en obedecer a Dios porque esperaba todo de Él, la de Noé que se anticipó en el tiempo y contra todo lo aparente, obedeció al Padre construyendo un arca y subiendo a ella especies de animales. Quizás quienes lo veían haciendola pensaban que estaba un poco loco, pero su fe lo impelia a construirla.
Más allá de lo anterior, dice la palabra que por la fe fue construido el universo y todo lo que contiene. Por esa fe creemos que el Señor nuestro Dios con su palabra, de lo que no existía hizo todo lo que hay.
Por esa misma fe, Enoc vivió y caminó de la mano de Dios en una comunión y fidelidad tales, que no conoció la muerte. Por esa misma fe, Abel, Moisés, Elías y muchos otros varones de la historia de la humanidad fueron gratos a los ojos de Dios y vivieron el cumplimiento de las promesas.
Pero la fe es un atributo que se aplica a Dios y a su palabra. No es fe, lo que el niño siente por la protección de sus padres, ni la planeación de nuestras vidas. No es fe subirnos a un avión, esperar el salario, confiar en personas. No, esto no es fe. Es confianza, es seguridad, es credibilidad. La fe, la verdadera fe en Dios es absoluta y como dice en Romanos 10:17, viene por el oir la palabra de Dios.
Amado Padre te damos gracias por la medida de fe que nos has dado. Acreciéntala por favor, haznos conscientes de tu poder, de tu amor y cuidado. Enséñanos a depender totalmente de ti, con la certeza de que así nuestras vidas estarán plenas de tu cuidado, Oramos en el nombre de Jesús, amén.