JULIO 22
1 PEDRO 3:8-15
8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
10 Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño;
11 Apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
13 ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
14 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,
15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
En estas cartas de Pedro a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia toca una serie de temas de gran trascendencia e importancia para su vida como creyentes.
El amor es su tema central. El amor que lleva a a todos los que creemos en Jesús a mirar en la misma dirección, a ser compasivos, a actuar bien con todos, a ser amigables y misericordiosos y a bendecir, considerando que cuando un fariseo que le preguntó: "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas".(Mateo 22:36-40).
Seguidamente, nos enseña lo que debemos hacer para tener una vida buena, para que el Señor que nos mira permanentemente nos escuche. Para que podamos decir: "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Romanos 8:31). Sin embargo, si enfrentamos algún problema, dice el Señor, no debemos asustarnos porque no estamos solos y más bien presentemos nuestros argumentos con calma y humildad, para que se vea la diferencia que hay con los hijos de Dios.
Amado Padre, sabemos que el amor es tan importante que tu palabra lo expresa cuando dice en Juan 3:16 "Que tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna". Por eso, te damos muchas gracias porque nos lo recalcas permanentemente y entendemos que si vivimos en amor, no solo mostramos la diferencia de ser tus hijos sino que tendremos una mejor vida. Te adoramos y te pedimos nos ayudes a amar a todos y a ser testimonio de lo que haces en nuestras vidas, amén.