MARZO 18
JEREMÍAS 17:7-8
7 Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es Dios.
8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Jeremías en estos dos versículos describe con toda claridad nuestra relación con Dios. En los versos anteriores de este mismo capítulo, narra lo que el Señor piensa acerca de los que confían en hombres y en las conscuencias de ello. El Señor no quiere que depositemos nuestra confianza en hombres y nos da muestras de ello todos los días.
Muchas veces nos vemos enfrentados a situaciones especiales en las que nuestra confianza en Él tambalea y tenemos que racionalmente aceptar y entender que nuestra vida es suya y todo lo que somos, lo que tenemos y lo que esperamos dependen única y exclusivamente de Él.
De pronto, cuando creemos estar en las mejores relaciones con nuestro Señor, comienzan a darse circunstancias que nos sacuden y entristecen porque no entendemos la razón para que nos sintamos cercados, para que las enfermedades nos asedien, los enemigos aprarezcan y veamos nuestro futuro con temor.
Es en esos momentos cuando apoyados en la palabra del Señor retornamos a nuestro estado de paz y felicidad porque si creemos que Dios es nuestro Padre amoroso podemos entender que no nos dejará en verguenza, ni nos ganará el mal ni la enfermedad.
Estos versos son clave porque en ellos Dios nos bendice si depositamos nuestra confianza en Él. Como sabe lo que necesitamos nos da una promesa maravillosa que nos llena de confianza. En el verso 8 nos dice: "Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto". Esa promesa es de pleno respaldo del Señor en todos los aspectos de nuestra vida.
Amado Señor, derramamos nuestro corazón ante Ti para decirte que necesitamos urgentemente de tu respaldo, de tu misericordia, de tu protección. Sabemos que nos escuchas y que te ocupas de nosotros y creemos en tu palabra. Por eso declaramos que nos abandonamos a tu voluntad y la aceptamos con la tranquilidad de que tienes lo mejor para nosotros tus hijos. Te adoramos Señor en el nombre de Jesús, amén.