AGOSTO 17

No juzguéis, para que no seáis juzgados.

No juzguéis, para que no seáis juzgados.

LA PALABRA DE DIOS

MATEO 7: 1-5

1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.

2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?

5 !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

REFLEXIÓN

Nuestra tendencia es a calificar. Generalmente, frente a cada palabra, actitud o imagen de alguien, nuestro impulso es a opinar acerca de ella. La calificación va desde muy bonito o muy bueno, hasta terrible  sin tener en cuenta el daño o dolor que causamos. Realmente, no sabemos nada de nadie. Una foto, una instantánea es lo que tenemos y por supuesto no nos permite conocer más allá de eso que presenciamos, leemos o miramos. 

Recuerdo un pasaje bíblico de Juan en el que presentan a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio, para que juzgara acerca de su lapidación. Jesús confrontó  a cada uno de los que le preguntaban y cuando nadie resistió  y todos se marcharon, Él no la condenó.

Mateo nos recuerda la enseñanza y exhortación del señor Jesús al respecto. No debemos juzgar a nadie y nos da dos argumentos muy contundentes : Primero, ¿nos hemos mirado nosotros mismos para sacar la conclusión de que somos impolutos y podemos extender el dedo señalador en contra de otro, con la certeza de que si nos quieren juzgar, nada encontrarán? Segundo, ¿realmente hemos hecho la introspección necesaria para atrevernos a mirar los errores de otros cuando con mucha seguridad los nuestros, que a simple vista nos pasan desapercibidos, pueden ser mucho mayores que los de quienes juzgamos?

El llamado es a que nos abstengamos de señalar, de criticar, de juzgar y que en cambio antes de abrir nuestra boca, nos miremos  y pensemos en la misericordia que necesitamos de los que nos señalen y que los juicios que hagan acerca de nosotros sean tolerables. Recordemos que hay una historia de vida detrás de cada persona, que lo que vemos es solo una instantánea que con seguirdad será el producto de hechos que no conocemos.

Amado Señor, qué maravillosas son tus enseñanzas. Con palabras dulces y con hechos de la vida real nos muestras cuál debe ser nuestra conducta frente a las acciones, imágenes o palabras de las otras personas. Por favor Señor redargúyenos para que nos abstengamos de juzgar o criticar a otros. Queremos que nos juzgues con blandura porque si no, no resistiríamos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.