SEPTIEMBRE 1
SANTIAGO 5:13-20
13¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.
14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,
20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
El Señor siempre está ahí, en nuestros corazones, dispuesto a darnos su infinito amor, su bondad y a entregarnos su poder. Por eso, sin importar el estado de ánimo, de salud, sin importar si somos justos, si hemos pecado, a pesar de nosotros mismos, Él es fiel y nos sana, nos levanta y perdona nuestros pecados.
¿Qué nos toca hacer? Nos toca perdonarnos unos a otros, estar en comunión con el Señor y por sobre todo, orar los unos por los otros, siempre en el nombre del Señor Jesús. Porque su palabra dice en el versículo 15: "La oración eficaz del justo puede mucho".
El Señor nos dice que no importa quienes seamos, porque justo no hay sino uno, el Señor Jesús. Nos muestra cómo Elías que era un hombre como nosotros, pecador, sujeto a las pasiones, fue escuchado y respaldado por Dios. Oró para que no lloviera y así lo hizo el Señor y luego oró para que regresara la lluvia y así sucedió.
Por eso, podemos tener la certeza de que el Señor nos ama y protege, aún a pesar de nosotros mismos. Eso significa que si conocemos a alguien que se ha alejado del Señor, nuestra tarea es orar para que regrese al redil y con ello no sólo salvaremos un alma sino que el Señor nos mirará con especial deferencia y nos escuchará.
Amado Padre queremos darte muchas gracias por ese amor tan especial que manifiestas a tus hijos. No importa qué tan buenos o pecadores seamos. Lo único que nos pides es que oremos, que te alabemos, que nos perdonemos. Queremos estar siempre ahí en ese lugar especial donde somos felices y tenemos la paz que sobrepasa todo entendimiento. En el nombre de Jesús, amén.