OCTUBRE 22

Pero enseguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!

Pero enseguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!

LA PALABRA DE DIOS

MARCOS 6:45-52

45 Enseguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.

46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;

47 y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.

48 Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.

49 Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron;

50 porque todos le veían, y se turbaron. Pero enseguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temais!

51 Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban.

52 Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.

REFLEXIÓN

Acababa Jesús de hacer un milagro muy evidente, que fue la multiplicación de los panes. Sus discípulos lo habían presenciado y podían dar fe de ello. Se supone que toda la gente, ya cansada y una vez terminado el evento se fue yendo a sus casas y Jesús como el  mejor anfitrión, se quedó despidiendo a cada uno. Ya había despedido a sus discípulos a quienes mandó a que se adelantaran en la barca para ir a Betsaida.

En este punto, llama la atención la humildad, la amabilidad de Jesús. Su don de gentes, porque al contrario de otras personas importantes, Él se quedó a despedirse de todos los que lo habían escuchado. De todos los que recibieron su milagro, no solo los de sanidad, los del cumplimiento de sus deseos o necesidades, sino el milagro de los panes y de los peces. 

Cómo hubiera sido de maravilloso estar allí en ese momento. Pero lo podemos recrear y tomar de ese episodio varias enseñanzas.  La primera de ellas, amabilidad, humildad, simpatía. Nos llama el Señor a no envanecernos, a no tener esa falsa soberbiecilla que sentimos cuando nos va bien, sino a mirar a los demás con respeto y consideración. 

Cuando despidió hasta el último de los asistentes al lugar, después de mandar a sus discípulos a que se adelantaran para ir a Betsaida, se fue al monte a orar. Es común leer que Jesús se apartaba para ir a orar. En este caso, quizás le estaba contando al Padre cómo le había ido y dándole gracias por los milagros que había hecho. Estuvo hasta la noche solo con Dios y por allá en la cuarta vigilia, tipo tres de la mañana miró a lo lejos a los discípulos que remaban con mucha dificultad porque el viento les era contrario.

Segunda enseñanza. Jesús, está siempre allí mirándonos, presto a ayudarnos si se lo pedimos. En esos momentos de dificultades, cuando estamos abatidos y doblegados por los problemas que nos acosan, cuando con mucha dificultad seguimos adelante, el Señor está ahí.

Dice el pasaje que el Señor fue a ellos caminando sobre el mar y que cuando lo vieron, no lo reconocieron y por el contario se espantaron. El Señor tuvo que calmarlos y decirles que era Él, que no se asustaran, que tuvieran ánimo.

Tercera enseñanza. Cuando estemos en dificultades, debemos estar atentos para reconocer la presencia y ayuda de nuestro Señor, porque muy seguramtne está ahí diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temais! Termina el pasaje diciéndonos que el Señor subió a la barca y calmó al viento. Los discípulos se maravillaban dice la palabra. Ellos todavía no se podían acostumbrar a la grandeza de Jesús y a pesar de presenciar milagro tras milagro, se negaban a aceptar que se trataba de eso. De que entendieran que el Señor Jesús era el único hijo de Dios que vino a salvarnos.

Cuarta enseñanza. Milagro tras milagro: los panes y los peces, camina sobre el mar, calma el viento. Y sin embargo en cada acontecimiento de esos, se preguntan qué podría ser y se asombraban. Cuando presenciemos el poder de Dios recordemos sus maravillas. Todos podemos relatar por lo menos un milagro que ha hecho el Señor en nuestras vidas, así que ya sabemos cómo son. Por ello, reconozcámoslos y glorifiquemos al Señor y pidámosle que no endurezca nuestros corazones para poder alabarlo y adorarlo.

Amado Señor, que hermoso pasaje que nos has dado. Entendemos que se trata de tu carácter. Amabilidad, piedad, amistad, protección. Gracias porque a pesar de nosotros mismos sigues preocupado por nuestra vida. Por favor enséñanos a reconocer tu presencia y poder, tus maravillas y misericordia y sobre todo, tu amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.