JUNIO 7

No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.

No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.

LA PALABRA DE DIOS

JOSUÉ 21: 45

No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.

LUCAS 1: 45

Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.

2 CORINTIOS 1:  20

porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios

SALMOS 89: 34

No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.

REFLEXIÓN

Muchos devocionales están orientados al cumplimiento de la palabra del Señor y considero que no puede ser de otra manera. ¡Somos tan frágiles, nos sentimos tan impotentes frente a los ataques, las adversidades, las enfermedades! Tememos grandemente tomar decisiones trascendentales y aunque nos paramos frente a Él para que nos de sus directrices, en la mayoría de los casos, no sabemos descifrar sus mensajes.  

 Escucho decir a los hermanos que el Señor les dijo, les instruyó, les mostró su voluntad, y la verdad, quisiera que eso me ocurriera a mi. Abrir la biblia en cualquier lugar no debe ser la manera, porque es poner la palabra de Dios al azar. Quizás pedirle señales es tratar de acomodar nuestros deseos a hechos que probablemente ocurran o tratar de forzar las respuestas a nuestros deseos. 

Todo está en la palabra y al respecto considero que, como dice Lucas, debemos creer, como  María la madre del señor Jesús quien aceptó por fe exponerse al peor trato y por ello la llaman bienaventurada todas las generaciones.  En el antiguo testamento nos dice Josué que el Señor cumplió todo lo que dijo al pueblo de Israel; todo. Creer que sus promesas son en el sí y en el amén, que lo que ha dicho a través de la palabra respecto de lo que hará en nuestras vidas en todos lo sentidos es verdad y no cambiará, a pesar de nosotro mismos.  Las promesas se cumplen porque las ha dado Dios y él es inmutable.

Por eso, frente a las decisiones que hemos venido posponiendo, frente al temor de entregarnos a sus manos por la inseguridad que nos produce desconocer el futuro, debemos estar atentos a lo que nuestro corazón, y nuestra conciencia nos dicen y con seguridad, sentiremos la paz que requerimos para entender que esa es la voluntad de Dios.

Amado Padre celestial. ¡Cuán imperfectos somos! El temor y la inseguridad hacen presa fácil de nuestra mente y nos paralizan para la toma de decisiones. Pero, gracias a ti podemos entender el veradadero significado de la fe. Es tener la convicción  de lo que no vemos; es tener la certeza de lo que nos espera. Por ello, Padre, te suplicamos con toda humildad que nos tengas paciencia y nos permitas interpretar tu voluntad a través de las señales que pongas frente a nosotros. Danos además, la tranquilidad de saber que estamos en las mejores manos y que nada diferente a ti requerimos para vivir. Te adoramos  y oramos en el nombre de Jesús, amén.