JOSUÉ 21: 45
No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
LUCAS 1: 45
Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
2 CORINTIOS 1: 20
porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios
SALMOS 89: 34
No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
Muchos devocionales están orientados al cumplimiento de la palabra del Señor y considero que no puede ser de otra manera. ¡Somos tan frágiles, nos sentimos tan impotentes frente a los ataques, las adversidades, las enfermedades! Tememos grandemente tomar decisiones trascendentales y aunque nos paramos frente a Él para que nos de sus directrices, en la mayoría de los casos, no sabemos descifrar sus mensajes.
Escucho decir a los hermanos que el Señor les dijo, les instruyó, les mostró su voluntad, y la verdad, quisiera que eso me ocurriera a mi. Abrir la biblia en cualquier lugar no debe ser la manera, porque es poner la palabra de Dios al azar. Quizás pedirle señales es tratar de acomodar nuestros deseos a hechos que probablemente ocurran o tratar de forzar las respuestas a nuestros deseos.
Todo está en la palabra y al respecto considero que, como dice Lucas, debemos creer, como María la madre del señor Jesús quien aceptó por fe exponerse al peor trato y por ello la llaman bienaventurada todas las generaciones. En el antiguo testamento nos dice Josué que el Señor cumplió todo lo que dijo al pueblo de Israel; todo. Creer que sus promesas son en el sí y en el amén, que lo que ha dicho a través de la palabra respecto de lo que hará en nuestras vidas en todos lo sentidos es verdad y no cambiará, a pesar de nosotro mismos. Las promesas se cumplen porque las ha dado Dios y él es inmutable.
Por eso, frente a las decisiones que hemos venido posponiendo, frente al temor de entregarnos a sus manos por la inseguridad que nos produce desconocer el futuro, debemos estar atentos a lo que nuestro corazón, y nuestra conciencia nos dicen y con seguridad, sentiremos la paz que requerimos para entender que esa es la voluntad de Dios.
Amado Padre celestial. ¡Cuán imperfectos somos! El temor y la inseguridad hacen presa fácil de nuestra mente y nos paralizan para la toma de decisiones. Pero, gracias a ti podemos entender el veradadero significado de la fe. Es tener la convicción de lo que no vemos; es tener la certeza de lo que nos espera. Por ello, Padre, te suplicamos con toda humildad que nos tengas paciencia y nos permitas interpretar tu voluntad a través de las señales que pongas frente a nosotros. Danos además, la tranquilidad de saber que estamos en las mejores manos y que nada diferente a ti requerimos para vivir. Te adoramos y oramos en el nombre de Jesús, amén.