JULIO 1

El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.

El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.

LA PALABRA DE DIOS

SALMOS 40: 8

El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.

MATEO 22: 37 - 40

37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

38 Este es el primero y grande mandamiento.

39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

REFLEXÍÓN

Normalmente pensamos en lo que esperamos de Dios para nuestras vidas: Salud, amor, éxito laboral y social, cumplimiento de las múltiples promesas que aparecen en la palabra. Pero, nos hemos preguntado ¿qué quiere nuestro Señor de nosotros?

Tendemos a ponernos en el centro y considerar que tenemos derecho a muchas cosas y nos lamentamos por lo que nos hacen o nos dejan de hacer. Culpamos al Señor por todo lo que se aparta de nuestros deseos y lo ponemos en segundo plano, como si fuera nuestro sirviente. Eso, evidentemente no es así. Por ello, cuando pensamos en estos temas, la reflexión debe estar orientada  a que tratemos de salirnos de ese centro de atención y consideremos en primer lugar, que ahí debe estar nuestro Dios para quien debemos vivir en todo el sentido de la palabra y a quién debemos preguntar acerca de lo que quiere de nosotros.

Hacer su voluntad, dice en varios pasajes, pero también y lo más importante es reflejar su amor, ser testimonio de lo que hace en nuestras vidas. Quiere que lo busquemos permanentemente y que nos deleitemos en su presencia. Así las cosas, cada encuentro debería centrase en agradecer su amor, su cuidado y misericordia.


Pero, también quiere que ese amor que nos da, se vea reflejado en nuestro proceder. Bien dijo: "Amarás a tu pròjimo como a ti mismo", y eso significa que tenemos la obligación de ver en cada persona su rostro y recordar que el amor es la base de toda la ley. Eso, nos obliga a preguntarnos, de qué manera actuamos frente a los que nos necesitan, a los que nos irritan, a los que nos confrontan. La respuesta no debería ser sino una: Con amor. Con mucho amor; no con expresiones que están de moda, sino con acciones que marquen la diferencia.

Amado Padre, qué maravilloso eres con nosotros. Cuando miramos los frutos de tu creación nos quedamos sin palabras, embargados por la emoción que sentimos con solo imaginar tu grandeza. Entendemos que nada de lo que hagamos es suficiente para tu magnificencia y que a pesar de ello, nos amas infinita e incondicionalmente. Nada nos pides, salvo que el amor sea la pauta de nuestras vidas y que nos deleitemos en ti. Esa es tu voluntad. Te adoramos y oramos en el nombre de Jesús, amén.