SALMOS 30: 5B
Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.
2 CORINTIOS 12: 10
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
SANTIAGO 1: 2-4
2Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Me pregunto: ¿quién no ha tenido momentos de adversidad en su vida? Diría que nadie. Todos, de diversas maneras nos hemos sentido infelices, las cosas no nos salen como esperamos, nos accidentamos, nos enfermamos, nuestros seres queridos se enferman y mueren, tenemos desilusiones en nuestras ralaciones, en fin.
Eso no significa por supuesto que seamos infelices o que nuestra vida sea un desastre. No. Significa que tenemos momentos adversos que permite Dios en nuestras vidas con un propósito muy definido y aunque no lo sepamos, podemos estar seguros de que así es. Por ello, tratemos de aprovechar la adversidad a nuestro favor y nos sosprenderemos de lo que ganamos en medio de la prueba o del dolor.
Dios que tanto nos ama, no nos deja solos en ningún momento y de acuerdo con ese plan perfecto que tiene para nuestras vidas, de diferentes maneras nos demuestra su amor, nos da paz y a través de esos terribles momentos nos bendice de la manera que Él conoce. Imploremos por su ayuda y confiados recostémonos en su regazo y esperemos. Recordemos que somos fuertes en nuestra debilidad y no tratemos de hacer nada en nuestras fuerzas. Como dice su palabra. "Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría" y en ese amanecer nos podremos erguir renaciendo y levantándonos fortalecidos de la prueba. El propósito de nuestros momentos de adversidad solo los sabe Dios, pero con seguridad son para nuestro crecimiento espiritual.
Amado Padre, qué difícil es atravesar por momentos de adversidad. El dolor literalmente nos parte el corazón y si no fuera por tu compañía no seríamos capaces de superarlo. No entendemos lo que ocurre y por qué precisamente a nosotros, pero tenemos la certeza de que todo obedece a ese plan perfecto que tienes para nuestra vida y aunque no sepamos los porqués nuestra confianza está en ti. Gracias por amarnos y estar siempre con nosotros. Solo tu amor nos sustenta. Te adoramos en el nombre de Jesús, amén.