AGOSTO 11
EFESIOS 6:1-9
1Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,
8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.
9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para Él no hay acepción de personas.
En Efesios, Pablo hace unas exhortaciones que con seguridad llevarán al cumplimiento de la voluntad de Dios y además expresa sus promesas. En primer lugar motiva a los hijos para que acepten la autoridad de sus padres. Pero no solo eso, sino que entrega la promesa que va ligada al cumplimiento del mandamiento. "Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; "para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra".
Pero es necesario que los padres hagan su parte. Su tarea de educar incluye además de la disciplina, la paciencia, la tolerancia y la prudencia. Los hijos son muy suceptibles a las palabras de sus padres y las reciben literalmente. No importa lo que hubiera querido decir. Ya lo dijo. Por ello recomienda Pablo que no provoquemos a ira a nuestros hijos.
También se refiere Pablo a las relaciones de los empleados con sus jefes. Recomienda el seguimiento de las órdenes, el cumplimiento de los compromisos, el respeto y la humildad. Nos pide que nuestro serivcio sea como para el Señor y no para hombres.
Finalmente, tambíen se refiere a los jefes. Recomienda mucho respeto, consideración y nos recuerda que todos, empleados y jefes, padres e hijos, tenemos un mismo Señor. Nuestro Padre que está en los cielos y su hijo nuestro Señor. Ellos no hacen acepción de personas. porque para Ellos todos somos iguales.
Amado Señor. Gracias te damos porque te preocupas por cada detalle de nuestras vidas y nos enseñas la forma de actuar en cada caso. Quienes tenemos hijos sabemos de la importancia de su crianza, del respeto que deben merecernos, pero también del que debemos a nuestros padres. Y a quienes tenemos empleados, nos enseñas cómo tener una perfecta relación. Gracias Padre Santo. Te adoramos. Amén.