SEPTIEMBRE 5
PROVERBIOS 3: 9-10
9 Honra a Dios con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos;
10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
2 CORINTIOS 9: 7-11
7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
9 como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre.
10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,
11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
¿Cuánto gano en el mes? ¿Me alcanza para pagar mis deudas? ¿Tengo lo que quiero? Preguntas como estás nos hacemos con mucha frecuencia, porque sentimos un poco de temor a perder ingresos y tener que bajar nuestro modo de vivir. La amenaza es latente, está siempre allí, porque no sabemos qué pasará mañana. La pandemia que atravesamos nos mostró que nada es eterno y que lo que hoy es mañana ya no lo será.
Frente a esta situación que genera tensión y frustración tenemos la palabra de Dios que nos dice que siempre estará ahí para nosotros, que no debemos preocuparnos por nada y que debemos descansar en sus brazos. Como hijos suyos, además de recibir su amor y protección tenemos la obligación de mirar a nuestro alrededor y dar de lo que tenemos, o de lo que tememos perder. Que nuestro corazón irradie generosidad, que se conduela con el dolor del que tiene menos y que nos impela a actuar apoyándo, desprendiéndonos de nuestros bienes, no propiamente para recibir el pago de la caridad y misericordia que manifestamos, sino para agradar a nuestro padre DIos y sentir la dicha de entregar.
Indudablemete, Dios que tanto nos ama, nos recompensará, garantizando que nada nos faltará, que nuestros sueños de ir, de tener, de conseguir serán realidad. Dios es el dueño de todo lo que existe, de manera que no tendrá dificultad alguna para darnos. Él no nos necesita, pero nos da la oportunidad de ejercer su amor y mostrarlo a muchos, para que se sientan atraidos por Él.
Amado Señor, gracias porque nos permites honrarte con lo que tú mismo nos has dado. Gracias porque has puesto en nuestro corazón el deseo de ayudar y la compasión y solidaridad con quien lo requiere. Señor queremos ver tu rostro en cada persona que nos necesita. Por favor danos la seguridad de tu ayuda y tu protección para que como niños nos abandonemos a tu voluntad. Te adoramos en el nombre de Jesús, amén.