SALMOS 118:1-14
1 Alabad a Dios, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
2 Diga ahora Israel, que para siempre es su misericordia.
3 Diga ahora la casa de Aarón, que para siempre es su misericordia.
4 Digan ahora los que temen al Señor, que para siempre es su misericordia.
5 Desde la angustia invoqué a Dios, Y Él me respondió, poniéndome en lugar espacioso.
6 Dios está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
7 El Señor está conmigo entre los que me ayudan; Por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.
8 Mejor es confiar en Dios que confiar en el hombre.
9 Mejor es confiar en el Señor que confiar en príncipes.
10 Todas las naciones me rodearon; mas en el nombre de Dios yo las destruiré.
11 Me rodearon y me asediaron; mas en el nombre de Dios yo las destruiré.
12 Me rodearon como abejas; se enardecieron como fuego de espinos; mas en el nombre de Dios yo las destruiré.
13 Me empujaste con violencia para que cayese, pero me ayudó elSeñor.
14 Mi fortaleza y mi cántico es Dios, y él me ha sido por salvación.
El Salmo 118 es el último de cinco Salmos Hallel, [Hallel, Halel o Hal-hel (del hebreo הלל, "alabanza") es una oración judía basada en los salmos bíblicos 113-118, que es utilizada como alabanza y agradecimiento y recitada por los judíos en las festividades], cantado por Jesús y sus discípulos en la última cena. Mateo 26:30 y Marcos 14:26.
Este hermoso salmo es una declaración de la bondad y grandeza de Dios. Es el canto de adoración de todo el pueblo de Israel. El salmista insta a que todos alaben al Señor: el pueblo de Israel, la casa de Aarón, los que le temen, en fin, todos, por una maravillosa razón: "Porque para siempre es su misericordia". Nosotros al igual que Israel, somos bendecidos con su misericordia y por ello al leer este salmo no podemos hacer otra cosa que adorarle, darle gracias y repetir :"Porque para siempre es su misericordia".
Pero hay más. El salmo continúa reconociendo la presencia continua del Señor en nuestras vidas, Él nos escucha cuando lo invocamos, nos acompaña en todas las circunstancias, de manera que no tenemos de qué preocuparnos.
Por eso, entendemos que es mejor confiar en Él que en los hombres, sea cual sea su rango o autoridad. No importa lo ominoso que parezca el escenario que vivimos porque en el nombre del Señor nuestro Dios podremos salir victoriosos. El salmista reitera en los versículos 10 a 13: "Mas en el nombre de Dios yo las destruiré". Lo importante en este párrafo es tener la certeza y la fe de que estando en sus manos, no debemos preocuparnos por agradar a nadie sin importar el rango o poder que ostente, porque Él claramente lo dice: "Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre". Si, porque nuestra fortaleza y salvación es el Señor.
Amado Padre, gracias por mostrarnos en este salmo dos cosas tan importantes como son: que tu misericordia es para siempre y que debemos confiar en ti porque eres nuestra fortaleza y siempre nos acompañas. Por favor Señor enséñanos que no importa el poder de nadie frente a ti. Gracias Señor, te adoramos