ENERO 25

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos

LA PALABRA DE DIOS

SANTIAGO 1:19-25

19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

REFLEXIÓN

El Señor nos da pautas para nuestro caminar con el Señor. La primera, ser atentos para escuchar,  pero no para hablar. Nos llama a la prudencia, a refrenar nuestra lengua, a meditar y reflexionar antes de hablar; a no reaccionar impulsivamente, a no permitir que la ira nos domine; a ser prudentes, cautos y pacientes.

Nos dice que cuando trabajamos en nuestro crecimiento espiritual, superando esos pecados que nos arrastran, recibiremos la Palabra del Señor.

Al comienzo pensábamos que era suficiente ser atentos para la escucha, para oir la palabra de Dios, pero es necesario que esa palabra produzca frutos, abundantes frutos que se manifiestan en obras. Debemos ser hacedores de la palabra. Debemos ser testigos fieles del Señor y que cuando  nos miren, vean en nostoros algo diferente que los motive a buscar y tener un encuentro con Él, quien nos bendecirá abundantemente en todo lo que hagamos.

Amado Padre celestial queremos darte muchas gracias por tu amor y cuidado. Gracias porque en cada verso de tu palabra que leemos aprendemos la manera de acercarnos a ti y a vivir una vida de comunión contigo. Gracias Señor por  motivarnos para que tu palabra se vuelva realidad en nuestas vidas a través de obras que nos permitan mostrarte al mundo. Gracias Señor en el nombre de Jesús, amén.