OCTUBRE 9

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

LA PALABRA DE DIOS

MARCOS 16:14-18

14 Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.

15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

17 Y estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;

18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

REFLEXIÓN

Una vez resucitó el Señor, después de habérsele aparecido a María Magadalena, (Juan 20:14-17) y a otros dos discípulos, se les apareció a los 11 restantes, cuando estaban en la mesa, y dado que no habían creído a María Magadalena les reclamó por su falta de fe y les mostró las llagas en sus manos y costado para que comprobaran que era Él. (Juan 20:20).

Al hacer el símil con nosotros, hoy en día debemos reflexionar acerca de nuestra fe. Será que necesitamos como los discípulos tener la evidencia para creer? Juan 20:29 relata las palabras de Jesús al respecto. "Bienaventurados los que sin haber visto han creído". De esos debemos ser. 

Lo más importante que ocurró allí fue la orden que les dio de ir por todo el mundo contando la buena nueva (evangelio) de Jesús que murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día, para darnos ese maravilloso regalo de la salvación y la vida eterna, con una sola condición: que creamos y seamos bautizados, pero también anunciando que el que no quisiera hacerlo se condenará.  Esa es una orden no solo para los discípulos. Nosotros que hacemos parte del pueblo de Dios tenemos el deber moral de compartir el evangelio.

Amado Señor, queremos darte muchas gracias por tu sacrificio en la cruz donde moriste para salvarnos y darnos vida eterna. Gracias porque, si no fuera así, no tendríamos acceso al Padre. Te pedimos Señor que aumentes nuestra fe para que nunca dudemos de ti y de la maravillosa obra que has hecho en nuestras vidas. Por favor Señor, danos el valor para contar a quien quiera oirnos acerca de tu amor y salvación. Oramos en el nombre de Jesús,  amén.