SEPTIEMBRE 15

Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.

Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.

LA PALABRA DE DIOS

LUCAS 9:10-17

10 Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida.

11 Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.

12 Pero el día comenzaba a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto.

13 Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud.

14 Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta.

15 Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos.

16 Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente.

17 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró, doce cestas de pedazos.

REFLEXIÓN

Este pasaje bíblico nos muestra claramente cómo el Señor Jesús tenía el poder que le había dado Dios para que las personas entendieran que de Él venía.

Había mandado a sus discípulos a enseñar en muchos lugares lo que habían aprendido del reino de los cielos y cuando regresaron, le contaron lo que habían hecho. Él quería estar solo con ellos, pero en este punto, eso no era posible, porque la gente lo seguía a donde quiera que fuese. Jesús los aceptó a todos, les enseñaba y sanaba a los que necesitaban ser sanados, tanto física como espiritualmente. 

Los discípulos estaban preocupados por lo evidente. Se preguntaban cómo harían para dar de comer a esa multitud y ante su impotencia para resolverlo, sugirieron al Señor que los despachara para que buscaran su provisión, pero Él no los abandonó sino que resolvió el problema con su poder y compasión y  a pesar de que quería estar solo con sus discípulos, cuando vio que toda esa multitud necesitaba comida tuvo compasión de ellos y los ayudó.

En nuestra vida diaria podemos tender la tendencia a ver siempre desiertos, a sentirnos abandonados e impotentes. Debemos tratar de movernos en el plano espiritual, donde el señor Jesús nos protege, apoya y tiene misericordia de nosotros. Si a Él acudimos, si nos recostamos en Él, jamás nos va a despachar para que busquemos por nuestros medios la solución a nuestros problemas y necesidades.

Quizás cuando le dijeron que no tenían manera de darles comida, Él esperaba que le dieran alguna solución, pero evidentemente no fue así. En nuestro caso, frente a problemas demos de lo que tenemos y simplemente esperemos en Dios.  Quedémonos quietos y  pidámosle que nos revele qué debemos hacer y usemos las estrategias del cielo, como Dios nos indique. Podríamos sorprendernos y ver la multitud bendecida. De todos modos, no nos preocupemos. Hagamos lo que debemos y esperemos que El Señor Jesús hace el resto y pongamos nuestras necesidades en las manos de Nuestro Señor y único Dios, con la certeza de que su respuesta colmará nuestras expectativas, tal como lo muestra el verso 16. Todos los 5000 comieron y sobraron 12 cestas. 

Amado Padre celestial. Gracias por esta maravillosa enseñanza. Gracias porque nos mostraste tu poder y compasión. Gracias por  enseñarnos que debemos ser parte de las soluciones, pero sobre todo, antes que nada, gracias por enseñarnos a esperar tus instrucciones. Sabemos que solo así, todo saldrá bien. Oramos en el nombre de Jesús, amén.