MAYO 7
LUCAS 18:1-8
1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,
2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre.
5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.
6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
HEBREOS 4:16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
El 2 de mayo se celebró el día nacional de la oración en Estados Unidos. El Día Nacional de Oración fue establecido por el Congreso en 1952 y, 36 años después, en 1988, se instauró su celebración anual en el primer jueves de mayo. El presidente Biden en el año 2021 señaló que el primer jueves de mayo “recordamos y celebramos el papel que el bálsamo curativo de la oración puede desempeñar en nuestras vidas y en la vida de nuestra nación”.
¡Qué maravilloso ejemplo a seguir! Por ello, este día me quiero referir a la necesidad de orar siempre y por todo. En muchas ocasiones nuestra oración parece no tener respuesta pero al repecto, Mateo nos narra la parábola que les refirió el Señor Jesús sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar. La viuda y el juez inicuo sirven de pretexto para enseñarnos que debemos ser persistentes en nuestra oración, con la seguridad que el Señor nos oirá, porque dice: ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
En estos momentos en los que confluyen muchas desgracias en nuestro amado país, cuando la nación se polariza y las manifestaciones son el pan de cada día, cuando se agotó la paciencia y el odio impera, nuestra nación requiere no solamente tener un día nacional de la oración, sino que requerimos orar sin cesar, clamándole al Señor por el perdón para nuestro país y suplicándole por su misericordia. Como dice Hebreos, "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro".
Oremos al señor por nuestro país, por el gobierno, por la juventud, por los necesitados, por los inconformes, por la salud, por la economía, por la educación, pero principalmente para que nos de el don de la fe para que creamos en Él y en su protección.
Amado Padre celestial; hoy queremos derramar nuestro corazón frente a tu trono de gracia para declarar nuestra dicha porque eres Padre amoroso. En esta oración reconocemos que sin tí nada podemos, y que solo Tú eres suficiente para nosotros. Sabemos que nos escuchas y para tu honra y tu gloria te pedimos humildemente que tengas compasión de este país. Nos declaramos impotentes y sabemos que solo Tú puedes actuar en estos aciagos momentos. Cuando miramos al cielo vemos esperanzados que tu salvación está ahí. Te suplicamos que salves nuestra tierra. Oramos en el nombre de Jesús, amén.