MAYO 2
JUAN 6:35
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
JUAN 9:5
5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
JUAN 10:7
7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
JUAN 11:25
25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
JUAN 14:6
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
JUAN 15:1, 5
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
APOCALIPSIS 1:8
8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
En aquellos momentos en los que nos podemos sentir un poco desamparados y asustados por lo que ocurre a nuestro alrededor, cuando vemos un panorama oscuro y ominoso, podemos mirar hacia los lados y recordar que somos hijos del gran Yo soy, porque en un acto inconmensurable de amor, nuestro amado Padre celestial envió a su hijo unigénito para que pagara por nuestros pecados y para que, como nos expresa Juan "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"
En muchos de los libros de Juan, el Señor Jesus nos dice claramente que así como el Padre es el gran Yo soy, Él lo es igualmente. Veamos: JUAN 6:35 Yo soy el pan de vida; JUAN 9:5 Yo soy la luz del mundo. JUAN 10:7 Yo soy la puerta de las ovejas. JUAN 11:25 Yo soy la resurrección y la vida; JUAN 14:6 Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; JUAN 15:1, Yo soy la vid verdadera, Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. ¡Qué maravillosas declaraciones seguidas todas de promesas que nos garantizan la comunión perfecta y la vida eterna!
Jesús el Alfa y la Omega, principio y fin, nos hizo sus hermanos al darnos la posiblidad de ser hijos de Padre, de manera que aunque estemos viviendo estos tiempos terribles, podemos estar confiados porque aunque, como dice su palabra, tengamos tribulaciones, no debemos temer porque Él ha vencido el mundo.
Señor Jesús gracias. Muchas gracias por tu amor, por tu cuidado, por caminar con nosotros todos los días, por revelarte a nuestros corazones. Queremos servirte, adorarte y alabarte. Declaramos que cuando sintamos temor recordaremos que estamos con el todopoderoso, que nos ama y que siempre estará allí para fortalecernos y soportarnos para que salgamos en victoria. No buscamos las victorias materiales Señor, porque sabemos que la única que vale la pena es la espiritual, que no es otra que ser agradables a Ti. Lo demás que venga por añadidura. Señor te pedimos que produzcas en nosostros la necesidad de centrar nuestras oraciones en Ti y tu maravillosa voluntad. Te adoramos Señor, amén.