HAGEO 1:2-9
2 Así ha hablado el Señor de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Dios sea reedificada.
3 Entonces vino palabra de Dios por medio del profeta Hageo, diciendo:
4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?
5 Pues así ha dicho el Señor de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.
6 Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.
7 Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.
8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Dios.
El profeta Hageo trae un mensaje del Señor que nos conmueve y llama a la reflexión. Él, sin que siquiera se lo pidamos nos ha dado esta tierra llena de plantas de diversas especies y usos, todos los animales que habitan sobre la tierra y en el agua, los insectos que favorecen la vida, los microorganismos que nos cubren y están dentro de nuestro cuerpo beneficiándonos, el agua, el aire, el ADN, mejor dicho, todo.
Y ¿cuántas veces cuando nos pide algo, le decimos que no es el momento? El Señor nos cuestiona al respecto. Para nosotros, el tiempo debe ser en primer lugar para Él y sin embargo, muchas veces posponemos la oración, nuestra intimidad o dejamos para después nuestros deberes.
En este punto, Dios nos cuestiona acerca de lo importante de nuestras vidas. Nos llama a pensar si lo primero que debemos hacer es mantener y mejorar cada día nuestra relación con Él. Nos dice específicamente en dos ocasiones en estos cortos versículos: "Meditad bien sobre vuestros caminos".
Recordemos que de nada vale matarnos por conseguir, de nada vale ser los más sabios, de nada vale tener la mejor vivienda, los mayores lujos, si no ponemos a Dios adelante. Porque de Él es todo lo que existe y en su inconmensurable amor nos provee de lo que requerimos.
Amado Padre, qué palabra tan fuerte nos has dado. A través de ella hemos entendido que no podemos abandonarte porque primero tu nos has atraido hacia ti y nos has llenado con tu misericordia y con tu amor. Por favor te pedimos que no quites tus bendiciones de nosotros y no permitas que nos separemos de ti, porque tu eres el motivo y la razon de nuestra existencia y porque de ti hemos recibido todo lo que tenemos, simplemente porque te ha placido. Te adoramos Señor. Amén.