ENERO 9
SALMOS 51:1-7
1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
El Salmo 51 fue escrito por David, como una oración desesperada en la que confiesa su pecado y busca que el Señor lo acepte nuevamente. Los versículos 1 y 2 "Ten piedad de mi, oh Dios; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado" dan cuenta de la oración de David que reconoce que hay tres cosas que solo Dios puede hacer, no solo con David sino con nosotros: borrar, lavar y limpiar.
Los seres humanos en muchas ocasiones nos alejamos, caemos y olivdamos de quién somos. Pero lo que caracteriza a Dios es el amor y la misericordia. El usa sus atributos y comienza a trabajar en nuestras vidas. David, como uno de nosotros, después de caer, buscó a Dios y le confesó todos sus pecados, convencido de que podía borrar sus rebeliones con su poder y limpiarle de todo su pecado con su amor, porque Él es amor, tal como está escrito en 1 Juan 4:8.
Amado Señor queremos expresarte nuestra adoración. Gracias por amarnos a pesar de nosotro mismos. Gracias por hacernos entender allí en lo secreto en nuestra relación íntima contigo, tu amor y grandeza. Gracias por lavarnos y borrar nuestra iniquidad. Amén.