ABRIL 20
1 SAMUEL 17:42-50
42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.
43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.
44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
46 El Señor te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Dios no salva con espada y con lanza; porque de Él es la batalla, y Él os entregará en nuestras manos.
48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.
Estaba el ejército de Israel acampando en un monte frente a los filisteos y solamente los separaba un valle. Resulta que entre el ejército de los filisteos había un hombre llamado Goliat, de gran estatura, ataviado con casco, cota, grebas y jabalina de bronce, y con una lanza y su punta de hierro. Este Goliat fanfarroneaba frente al ejército de los Filisteos y retaba a culquiera a que peleara y lo venciera. Ningún israleita se atrevía a enfrentarlo porque le tenían gran temor.
David hijo de Isaí era un joven que apacentaba el rebaño de su padre y haciendo la tarea de llevar comida a sus hermanos mayores quienes estaban en el campo de batalla, se enteró del asunto de Goliat y se sintió extarañado de que nadie fuera capaz de enfrentarlo. Lo dijo en un grupo y le contaron a Saul, rey de Israel, quien lo mandó a llamar y le encomendó la labor de acabar con ese filisteo. Saul quiso que usara coraza, escudo y una pesada espada, pero David no se sintió cómodo y decidió ir a pelear con una honda y unas piedras.
David se enfrentó a Goliat quien se burló y lo maldijo porque lo miraba como poca cosa, pero David no se dejó amedrentar y le declaró que no le temía porque venía en el nombre de Dios quien se lo entregaría y lo mataría y así todo el pueblo sabría que Dios no necesita espada ni lanza porque es el dueño de todo y de Él son las batallas. El suceso termina con la muerte de Goliat, ese gigante que se burló del pueblo de Israel y de David, no podía burlarse de Dios y con una pedrada cayó y murió.
Esta historia es completmente inspiradora y nos revela lo que hace Dios con su pueblo, con nosotros sus hijos. Muchas veces pensamos que aquellos que ostentan el poder político, laboral, científico, etc, son invencibles. Nuestras posiblidades parecen exiguas frente a tanto poder. Sin embargo, como David, solo tenemos que pensar de quién somos hijos. Será que necesitamos nuestras lanzas y nuestras espadas para ganar las peleas contra los poderosos? La respuesta es no. Nuestra lanza, nuestra espada y nuestra coraza es Dios porque suyas son las batallas. Solo tenemos que reconocer que nuestra debilidad es la fuerza de Dios quien nos ama y nos demuestra que no necesitamos nada diferente a Él.
Amado Dios hemos tenido la revelación que a pesar de nuestra debilidad, de nuestra aparente inferioridad frente a los poderosos que amenzan nuestras posibilidades de éxito contamos con un Dios omnipotente que nos ama, que se ríe de los poderosos y nos muestra su poder. Gracias Señor por la certidumbre que tenemos en el corazón de que en Ti somos victoriosos. Por favor Señor aumenta nuestra fe y nunca nos abandones. Te adoramos Señor en el nombre de Jesús, amén.