SALMOS 56: 3-4
3 En el día que temo, Yo en ti confío.
4 En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
Cualquier palabra, cualquier comentario, cualquier situación puede ser el detonante para nuestro miedo. La inseguridad se apodera de nosotros y nos sentimos vulnerables y con gran incertidumbre. Esa es una reacción natural, hasta el momento en que miramos a nuestro alrededor y vemos a Jesús a nuestro lado, diciéndonos, como lo dice su palabra en Mateo 11:28: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" y en Isaías 41:10: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia".
Recordemos que en toda la bilbia el Señor ratifica su cuidado para con nosotros y nos regala muchas promesas porque somos sus hijitos y por lo tanto nos ama y nos cuida. Solo nos dice que declaremos que confiamos en Él, que lo alabemos porque si estamos en sus manos nada ni nadie podrá hacernos daño. Porque si confiamos en Él no debemos temer.
Amado Señor, queremos darte muchas gracias por tu amor. Sabemos que nos escuchas y conoces nuestros corazones. No nos dejes en el desierto Señor, por favor te lo pedimos. Regálanos tu revelación para sentir tu protección y que, como dice tu palabra: "En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?". Te adoramos y te damos gracias en el nombre de tu hijo Jesús, amén.