LA PALABRA DE DIOS
GÉNESIS 2: 4 - 7
4Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Dios hizo la tierra y los cielos,
5y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,
6sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.7Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
SALMOS 19: 1
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
JUAN 1: 1 - 5
1En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
2Este era en el principio con Dios.
3Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
REFLEXIÓN
En esta época del año, en la que pensamos mucho en el nacimiento de Jesús, me viene a la memoria el hecho más importante de todos y es la creación del hombre. Sabemos, como dice Génesis, que Dios creo todo lo que existe, pero hace una referencia muy especial al hombre. Dice que lo hizo a partir del polvo de la tierra, que sopló en su nariz aliento de vida y que decidió hacerlo a su imagen y semejanza. Somos pues hechura suya y por supuesto gracias a la venida del señor Jesús, lo tenemos viviendo en nuestros corazones.
Por esa razón es pertinente, como lo expresó Juan, retroceder hasta el principio, donde nos manifiesta que en esos momentos Padre e hijo ya eran y que gracias a ello la vida se creó. Por el poder de su palabra todo fue hecho. Dicen los que conocen a fondo estos temas, que desde allí se hizo el anuncio de nuestro Señor. Por ello también David en el Salmo 19 dice: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos". Solo tenemos que abrir los ojos y la evidencia de su existencia nos abruma. Cada animal, cada planta, el aire, las nubes, el sol, la luna y las estrellas son muestra de su amor y omnipotencia. Así que, nuestra vida, nuestras palabras y acciones deben ser un testimonio que muestre a quienes están a nuestro alrededor su gloria y majetad.
Amado Padre celestial, no hay palabras para expresar tu majestad, omnipotencia y mucho menos tu amor. Como dice el salmista, "Los cielos cuentan tu gloria, y el firmamento anuncia la obra de tus manos". Queremos Señor ser testimonio vivo de lo que haces todos los días por cada uno de nosotros, por la tierra, por el espacio, en fin, por todo lo creado para que a pesar de nosotros mismos se conserve. Gracias porque desde que nos creaste como género humano ya sabías que tu hijo vendría a reconciliarnos contigo. Te pedimos Señor que nos recuerdes siempre la magnitud de tu amor y omnipotencia. Te adoramos Señor en el nombre de Jesús, amén.