MARZO 28

Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría

Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría

LA PALABRA DE DIOS

SALMOS 30:11-12

11 Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.

12 Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Señor Dios mío, te alabaré para siempre.

REFLEXIÓN

En muchas ocasiones, debido a circunstancias que se escapan de nuestro control nos entristecemos y perdemos todo ánimo para vivir. Es en estos casos cuando buscamos una mano amiga, un hombro en donde llorar y en ocasiones ni siquiera la ayuda y solidaridad de los amigos es suficiente.

Solo el Señor puede cambiar esos sentimientos y darnos la alegría que nos es indispensable para continuar. Debemos por ello estar siempre pegaditos de Él, porque únicamente Él nos es suficiente para todas las circunstancias de nuestra vida.

El verso 11 escrito por David como una alabanza a Dios declara y le agradece su soporte y protección con estas  bellas palabras: "Has cambiado mi lamento en baile". Si, solo Él puede cambiar la tristeza, la impotencia, el temor y las amenazas, por la felicidad y la paz, esa paz que sobrepasa todo entendimiento, así que nuestra respuesta a todo ese amor no puede ser otra que  alabarle, glorificarle y declarar a los cuatro vientos de su amor y bondad.

Amado Señor, qué alegría y tranquilidad sentimos al saber de tu protección, al tener la certeza de que contigo nada debemos temer porque nos tienes en el hueco de tu mano. Te agradecemos ese gran amor que has mostrado para con nosotros a pesar de todos nuestros pecados e imperfecciones y te pedimos por favor que nos permitas ser conscientes de todos los momentos en que cambias nuestro lamento en baile. Te adoramos Señor, amén.